El presidente Medina, mediante el decreto 453-18, declaró el año 2019 como año de Fomento a la Innovación y la Competitividad. En ese sentido, podemos hacernos la pregunta de a qué se refiere cuando emplea el termino Innovación cuando lo que todos sabemos es que lo que ha querido expresar es su apoyo al fortalecimiento del sector privado de cara a hacerlo más competitivo.
La innovación es un término que puede ser estudiado desde diversas disciplinas y ciencias, desde la Administración de Empresas hasta la Economía, por ejemplo. De esa manera, una explicación clara para que cualquier persona pueda asimilar el concepto es que se trata de un proceso mediante el cual se crea valor a partir de mejoras en los productos y servicios. Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI): «Innovar es hacer algo que mejora un producto o un servicio». Esta mejora en los productos y servicios, que en gran parte se produce mediante la introducción de elementos frescos inmateriales, constituye la base de lo que economistas modernos denominan economía del conocimiento.
A menudo se suele confundir innovación e invención, si acudimos nuevamente a OMPI encontramos que la invención es una solución nueva a un problema técnico, lo que significa que no toda invención innova. Además, y aunque la invención puede ser un tipo de innovación, esta última no se limita a las invenciones, pues la mejora en el área del servicio al cliente, la adopción de un trade dress llamativo en los productos o la renovación de la imagen de una empresa, que conlleve la actualización de sus signos distintivos, también constituyen varios tipos de innovación. Por eso, la Propiedad Intelectual es una de los aliados principales de la innovación, porque muchas veces las empresas invierten recursos en este proceso de mejora cuyo resultado merece protección jurídica, y que solo puede ser obtenida mediante el sistema de patentes, el Derecho de Autor o el Derecho de Marcas. Por eso, instituciones como la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (ONAPI), funcionan como termómetro del crecimiento económico del país. La innovación debe fomentarse a través de la facilitación y desburocratización de la iniciativa privada.
Por otro lado, existe otro poderoso aliado de la innovación, y es la sana y leal competencia entre las empresas. Una empresa en posición dominante o monopólica tiene pocos incentivos para innovar, lo que redunda en perjuicio al interés general. Por eso, tal como hemos indicado en otra ocasión a través de la red social Twitter, ProCompetencia juega un papel fundamental en las políticas que con vista al fomento a la innovación se adopten, apegada siempre al marco de la Ley 42-08 General de Competencia.
Finalmente, un aparato productivo más innovador y que pone en práctica los principios de la leal y sana competencia resulta ser más competitivo, no solo de cara al mercado interior, sino hacia el exterior también, para producir más y mejor, y para exportar mucho más y de mejor calidad, con un valor agregado que se traduce en mejores beneficios.