Aunque el año del mono chino terminó en febrero del 2016, para dar paso al año del gallo que recién finaliza y pasar este 2018 a otro animal de los varios que la cultura Han legó al calendario lunar tradicional de los países de Asia que dicha cultura impactó, en realidad el año del mono, para toda la humanidad, es este presente año del 2018.

El 25 de enero del presente año, se anunció en la revista Nature que biólogos de Shanghai, China, lograron el nacimiento aparentemente saludable de dos monos macacos de cola larga por clonación; con casi el mismo método usado para clonar a la famosa oveja Dolly y sus “hermanas” a mediados de los años 90 del siglo pasado.

El trabajo, publicado por la revista Cell, del 24 de enero del 2018, por Z. Liu y colaboradores claramente presenta una nueva era en la clonación de mamíferos y así lo han expresado expertos en clonación y reproducción de primates de diversos países del mundo.

Usando la técnica estándar de tomar un núcleo de una célula corporal o somática e introducirlo en un óvulo al cual a la vez se le extrajo su núcleo, técnica de transferencia nuclear – como se le llama-, y que ha dado resultado en las clonaciones de mamíferos realizados hasta ahora, en primates no se producen los resultados esperados. Así, los primates se veían como algo aparte y distinto. Y recordemos que dentro de la clasificación de primates estamos nosotros, los humanos.

Los investigadores chinos manipularon el ADN del núcleo donante con ciertos cambios químicos y además no lo extrajeron de una célula del cuerpo de un animal adulto, sino de un feto o embrión en desarrollo tardío.

Crearon así 109 embriones clonados y gran número de ellos fueron colocados en 21 madres sustitutas o receptoras, lo que resultó en seis preñeces o embarazos y finalmente dos individuos de Macaca fascicularis nacidos vivos: Zhong Zhong, ahora de 10 semanas y Hua Hua, de ocho y se espera el nacimiento de otros seis clones.

Una experimentación extraordinaria y casi fantástica y un triunfo de la actual ciencia y tecnologías de la reproducción, y sin lugar a dudas, de la ciencia china.

El uso de monos, en especial en enfermedades como el cáncer y el Parkinson, Alzheimer, esquizofrenia y otras enfermedades cerebrales de los humanos es casi la única solución para lograr su total comprensión y el desarrollo de fármacos y procedimientos para su eliminación o control. La obtención de monos clonados, esto es, genéticamente iguales, permite el uso de un menor número de animales en cada experimento (al eliminar la variabilidad genética) y además (como ya está realizándolo el grupo de Shanghai) utilizar las nuevas técnicas de edición genética – cambios y eliminación de genes- con el ya famoso procedimiento del CRISPR-CASP9 y obtener así modelos de cerebros de primates genéticamente manipulados al interés del investigador.

El éxito logrado ha impulsado la creación de un Centro Internacional de Investigaciones en Primates por la ciudad de Shanghai, que aspira a convertirse “en el CERN de la neurobiología de primates”.

Ya varios mamíferos han sido clonados y por distintos métodos. Los primates presentaban problemas especiales para la clonación por transferencia nuclear, hoy resueltos por el grupo del Dr.Liu de Shanghai.

Se ha expresado al respecto que la clonación humana no presenta entonces ninguna dificultad técnica, y que muchos países, incluyendo los Estados Unidos, no han promulgado ninguna ley ni ordenanza contra la clonación, ni siquiera de manera general.

Claro, los especialistas en ética ya han lanzado su grito de alarma y esperemos libros y artículos en pro y en contra de esta potencial biotecnología.

Hoy se ha cerrado un círculo. Han sido dos monos; igual ocurrió hace millones de años y por aquellos monos y de aquellos monos, hoy estamos nosotros aquí, y por estar nosotros, hoy están Zhong Zhong y Hua Hua.