Como paradoja de la historia, según mi particular criterio, la anexión a España en 1861, no puede enfocarse como un hecho que llega súbitamente o como algo casual, olvidando que todo hecho obedece a una causa generadora, o lo mismo, como resultado del conjunto de manifestaciones o fenómenos que caracterizan un proceso.
Si el asunto fuera simple, con responsabilizar solo a Pedro Santana, olvidando otros condicionantes, sería como decir, ¨que la fiebre está en la sabana, no en el cuerpo¨. En consecuencia, como soporte de lo anterior, abordaré el presente tema soportado en los aspectos siguientes:
I: Aspectos económicos:
El compendio, ¨Hacienda pública, 1844-2000¨, p.13, dispone del dato, que al momento del trabucazo de Matías Ramón Mella, el 27 de febrero de 1844, o sea diecisiete años antes de la anexión, el erario público, era de $ 6,068.64 pesos fuertes y $ 5,093.77 en papel de moneda.
Destacamos primero, que Santana, siendo un tosco, tenaz y guerrero, con su escasa visión de hatero, idealiza construir una nación, sin tener en cuenta el aislamiento regional, escaso contacto externo y con solo cuatro puertos, más otras adversidades, que no permitieron el sostenimiento de la independencia. (p.12)
A partir de ese momento, se marca la cruz de San Blas, en la frente de la recién instalada república, dado que el 23 de julio de 1844, la junta gubernativa, se vio compelida a autorizar la primera emisión de $ de 100,000 en papel moneda, marcando el viacrucis que comprometió la solvencia y la soberanía.
Es importante, resaltar que a la cantidad de préstamos tomados desde Santana y Báez, en el capítulo II del compendio, Hacienda Pública, 1844-2000, se nombra como: La Plaga de las emisiones, 1849-1881. A propósito, se llegó a externar.
Encorvada por el paso de la guerra y las desbordantes emisiones, la hacienda trilla el obscuro callejón de la bancarrota y la disolución. (pág. 29, ob. Cit.)
David Coén, por su lado, nuevo Ministro de Hacienda, nombrado por Báez tras su retorno al poder, informa de grandes irregularidades, acusándose a Santana de ser el responsable, lo cual encendió la desavenencia política entre ambos bandos, y aunque todo se disuadió, como quiera Santana fue embarcado a Martinica, el 7 de julio del 1857.
Al retornar Santana al poder en 1858, dentro del medio del caos, nombra su nuevo Ministro, José Mateo Perdomo, pieza maestra para garantizar la anexión, y ya como preámbulo al plan, ordena desmonetizar el circulante estimado en $ 45, 290,430.00, generando una reacción colectiva, incluso, los cónsules extranjeros, abandonaron el país, hasta que Santana, forzado por esa presión, se retrotrae y toma otras decisiones más blandas, sin embargo, al quedar cercado por una oposición y las dificultades financieras, propicia buscar el protectorado que defendía.
Miguel Lavastida, quien fue ministro de hacienda, tanto en los gobiernos de Báez y Santana, en su memoria, en 1856, dijo.
El sistema monetario y su depreciación ascendente, no dudando que si la crisis que atravesamos se prolongase, sin hacernos ilusivas es de prever, llegaría el país al último grado de decadencia y bancarrota. (ob. cit. Pag.39)
El presidente Santana, sabido de la situación política y su rivalidad con Báez, vulnerando la ley 608 del 30 de junio de 1859, determina una emisión $ 50, 000.00 fuertes, lo cual generó una protesta general. Sin embargo, adelantándose a la idea contraria de Báez, ejecuta la Anexión como respuesta económica y política, aparte de la preocupación de la insolvencia, ya que el monto de emisiones acumuladas desde 1844, era de 148,464,802, suma insostenible en ese tiempo.
II: Aspectos de las invasiones
Sobra recordar que a escasos 19 días de instalarse Santana, tuvo que librar la batalla del 19 de marzo, la primera por el afianzamiento de la independencia. Casi sin haberse enganchado los sables dominicanos, se tuvo que librar la batalla del 30 de marzo o batalla de Santiago y así sucesivamente, siguieron invasiones haitianas a las que se tuvo que hacer frente en las campañas de 1844,1845, 1849 y 1855-1856. Como se ve, el recién instalado país creó un síndrome de miedo, cuestión que no se concentraba en otra cosa no fuera en un protectorado, llegando a interiorizarse en el liderazgo conservador como salvación al acoso haitiano.
III: Aspectos políticos:
La fobia era de tal magnitud, que Santana, siendo pro español, en 1846, designó a Báez en una misión a Francia e Inglaterra con el fin de obtener el reconocimiento de la República Dominicana, connotando que al llegar Báez a la presidencia el 24 de septiembre de 1849, políticamente abrazaba el ideal del protectorado Francés.
Ahora bien, con anterioridad, existían otras posturas políticas:
- José Núñez de Cáceres, en su independencia efímera de 1821, había buscado el protectorado de Colombia.
- Los Trinitarios del 1838, defendieron la postura política de libre de toda potencia extranjera.
La lucha política y de enfoque siguió latente, Pedro Santana retorna al poder el 15 de febrero del 1883, hasta el 25 de mayo del 1858, manteniéndose hasta el 18 de marzo de 1861, pero, ya con Báez de frente, quien había creado el Baecismo en franca confrontación a su gestión.
Bajo un estado de conjuras, Buenaventura Báez de un lado, los haitianos de otro, sumado a la amenaza de Estados Unidos, se intensifica el debate entre las fuerzas políticas, cuyo tema era con quien nos ¨protegemos¨, si con Francia, España o Estados Unidos, etc.
Santana resuelto, ya que daba un palo político a juzgar por los hechos, el 18 de marzo de 1861, sorprende a los dominicanos proclamando la Anexión desde los balcones de la plaza de la catedral, asumiendo inmediatamente, el encarcelamiento de Francisco del Rosario Sánchez, quien vino del exilio en Saint Thomas, como una medida de correr sin obstáculo, ya que Matías Ramón Mella, había hecho causa con el presidente Báez, de cuyo primer gobierno fue su Ministro de Hacienda.
IV: Aspectos culturales
Cabe connotar, el caso de la Bahía de Samaná, lo cual alborotó el hispanismo como reflejo defensivo de la nacionalidad, el cual se reforzó ante los intentos norteamericanos de comprar la bahía y la península de Samaná en 1854 y 1856. (España “Boba”, España “Calavera” y España “Madre y Maestra”, González Calleja, p. 232)
Al respecto, la misma fuente establece que no fue sorprendente que al final se optase por las tantas veces acariciada alternativa híbrida de un protectorado español, sustentado en lo siguiente.
Desde la perspectiva peninsular, la reincorporación de Santo Domingo a la Monarquía también resultó de gran trascendencia, si se entiende como el punto álgido de un intento de actualización de un sentimiento nacional demasiado vinculado hasta entonces a valores pre modernos como el catolicismo o la Monarquía tradicional.( ob. cit. pag.233)
Hace no tanto tiempo, Joaquín Balaguer señalaba:
El idioma español y la tradición hispánica fueron “los únicos muros que le sirvieron de defensa contra la pavorosa ola de color y contra las fuerzas disgregativas que desde 1795 han ido invadiendo, de manera ininterrumpida y sistemática, el territorio dominicano”. (ob. cit. P. 244)
Según los dos enunciados anteriores, a modo de cita, podemos concluir que la anexión, habría que soportarla -aparte de cualquier epíteto- de que sin lugar a dudas, fue un hecho multifactorial, siendo los principales causales, las contradicciones políticas, el desbordamiento de las finanzas y la esencia cultural hispanófila.