La perfección del género del Oeste o el “Western” Estadounidense fue lograda por el director italiano Sergio Leone. Leone siendo un director del Neorrealismo Italiano dejó atrás las películas de época y se centró en el Western Americano para que el mundo luego bautizara el género como el “Spaghetti Western”.

Haciendo su cuarta película de western ya bien reconocido por su talento, Sergio Leone decidió darle el papel antagónico de la película “Erase una vez en el oeste” a la estrella de cine y siempre “chico bueno” Henry Fonda.  Henry Fonda no solo nunca había tomado un papel antagónico sino que era la imagen del hombre virtuoso.  Fonda con una risa histérica pero aún con mucho respeto declinó la oferta del director Leone como un chiste muy malo.

Leone no dándose por vencido viajó a los Estados Unidos, se apareció en la casa de Fonda y le pidió que escuchara su idea. La escena introductoria sería así: “Vemos un pueblo del oeste desértico, no se escucha ni se ve vida por ningún lugar. Un niño pequeño sucio, con miedo y perdido sale a buscar a sus padres pero nos los encuentra. Entran en escena unas botas de vaquero. El niño se percata del vaquero. Vemos en detalle como el vaquero saca la pistola y apunta al niño. Suena un disparo y el niño cae al piso. Cámara sube al vaquero y es Henry Fonda”.

Fonda impresionado por la descripción se queda sin palabras. A lo que Leone le dice: “Después de esa entrada nadie te verá como el chico bueno”.

Sergio Leone un experto en parear imágenes para generar momentos nos enseña que el cine es un arte de imágenes y acciones. Las acciones de cada personaje nos determinan quiénes son no importa que sea, el chico bueno, el niño indefenso o hasta Darth Vader.