La historia de la humanidad está llena de ejemplos de tolerancias e intolerancias. Los hombres a pesar de nuestra divina facultad de pensar y analizar las ventajas o desventajas de las diversas situaciones en las que nos vemos envueltos, no siempre escogemos lo lógicamente mejor para las partes involucradas. A veces lo bueno, mejor o lógico para unos no lo es para otros. Lo que implica un triunfo para unos, es una derrota para otros. Un avance de alguien puede ser una tragedia para otros, que implique una marca de por vida a una o más de una generación.
No es un asunto de la postmodernidad, es un asunto de los seres humanos. Desde hace tiempo unos propugnaban por el respeto a las creencias de los otros y vivir en armonía, buscando la justicia en todos los ámbitos. Miguel de Cervantes lo sugería ya en la comedia “Del Gallardo Español”, cuando en la despedida de una conversación entre los protagonistas Don Guzmán y Alimuzel, para denotar respeto y tolerancia entre dos hombres en guerra el primero le dice: “Tu Mahoma, Alí, te guarde”, a lo que el otro respondió: “Tu Cristo vaya contigo”.
Al parecer el terrorismo no va a desaparecer, lejos de eso tenderá a diversificarse en sus formas de ataques. No es un problema entre occidente y el mundo árabe. Es entre occidente y fundamentalistas islámicos que intentan hacer creer que representan el sentir de todos los que profesan la fe musulmana. Esto hace que se busquen opciones preventivas de protección efectiva. Unas de las metodologías utilizadas para evitar actos terroristas es evitar su financiamiento. Por esto ya desde diciembre de 2001 el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) incluyó entre sus exigencias estandarizadas (40 Recomendaciones) la tipificación criminal del Financiamiento al Terrorismo, a través de la inclusión de las 8 Recomendaciones Especiales, que luego fueron 9 y en 2012 en la última revisión fueron fusionadas en las 40, las cuales además fueron fortalecidas con la tipificación de otros crímenes y mayores exigencias en lo relativo a Conocer a los Clientes, a los Clientes de tus Clientes, a los Terceros Beneficiarios, Personas Políticamente Expuestas, autonomía de las Unidades de Inteligencia Financieras, entre otras.
El problema es complejo, pues no todos los ataques son iguales. Los terroristas pueden utilizar una gran cantidad de cosas como armas de destrucción y con esto esparcir el miedo entre civiles y autoridades de todo el mundo. Un acto terrorista puede no implicar altos montos de dinero para materializarse, por lo que al no generar movimientos de fondos que llamen la atención, entonces es muy difícil evitar que realicen sus acciones macabras. Los llamados “Lobos Solitarios” son difíciles de detectar, es como “buscar una aguja en un pajar”.
La evolución ha llevado a la humanidad a un nuevo orden en el que ya los enfoques de muchas cosas no son los mismos. Ya las guerras no se libran entre ejércitos atrincherados que una guardaba el sitio, mientras el otro asediaba o invadía. Actualmente, los frentes de guerras son muchas veces civiles. Ese cambio hace que la lucha preventiva sea repensada y una de las alternativas es utilizar la ciencia bajo perspectiva diferente. Por esa razón ya se está utilizando un modelo de prevención de riesgo a través del Análisis de Riesgos Adversarios (ARA), de la autoría de loa Profesores David Banks, Jesús Ríos y David Ríos, como parte del Programa de Análisis de Riesgos, Situaciones Extremas y Teoría de Decisiones del Instituto de Ciencias Matemáticas Aplicadas y Estadísticas (SAMSI) por sus siglas en inglés. Un proyecto de varias Universidades Norteamericanas.
El ARA, es una combinación de tres enfoques: 1) El Análisis de Riesgo Tradicional, que no asume la intencionalidad del enemigo. 2) La Teoría de Juegos, que implica el conocimiento de las intenciones de las partes en conflicto y 3) El Análisis de las decisiones, que no cuenta con métodos operacionales para obtener distribuciones de probabilidades. Con estas combinaciones se obtienen modelos que pretenden advertir sobre posibles ataques, sus formas y momentos. Lo que permite hacer un uso más racional y efectivo de los recursos en la prevención o mitigación del acto terrorista, así como preparar las respuestas ante la ocurrencia.
Los modelos de adversarios se construyen en base a los que tienen un comportamiento estratégico y los que no lo tienen, en función de niveles y magnitudes. La lucha contra el terrorismo es muy particular pues implican situaciones en las que dos o más oponentes inteligentes buscan lograr sus objetivos y sus decisiones están plagadas de incertidumbres que deben ser medidas. Todas las variables se cuantifican en función de factores matemáticos, previa inclusión de datos. Eso va a la aplicación diseñada y se obtienen posibles soluciones. Las matemáticas buscan limitar la subjetividad que puede impactar el proceso.
El apoyo del ARA se da básicamente a través de los tres modelos siguientes: 1) Modelo Defensa-Ataque Simultaneo, 2) Modelo Secuencial Defensa –Ataque-Defensa y 3) Modelo Secuencial Defensa-Ataque con información privada. De aquí surgen diagramas de árbol para ser evaluados en la Teoría de Juegos Estándar y de ahí la posible solución que ofrece ARA.
Quizás el ARA no es la solución definitiva a la erradicación del Terrorismo pero es sin duda una herramienta mitigadora interesante que debe ser tomada en cuenta. Ya se utilizaba en marketing y en subastas, para desarrollar estrategias ante competidores. Ante un escenario de una competencia diversa e inteligente, con alta incertidumbre es cuando el ARA puede mostrar su efectividad al presentar el enfoque de la mejor estrategia.
Thomas Hobbes, en su clásico libro “Leviathan”, de 1651, ya advertía que el hombre a través del tiempo iba lograr avances, insospechables para la época, en la ciencia y que mejoraría sustancialmente su calidad de vida. Pero apuntó, además, que así como como lograría esos avances, así iría perdiendo su libertad. Muy preclaro Mr. Hobbes.