Hay una pregunta que nos hacemos desde niños, pero que aún de adultos ycon todos los conocimientos aprendidos se hace incierta su respuesta…¿por qué envejecemos? Cualquiera puede sencillamente decir que es la consecuencia natural del paso del tiempo en nuestras vidas, pero eso que llamamos tiempo es a veces una paradoja difícil de explicar, y más compleja aún de entender.

Los años, días, horas, minutos y segundos nos permiten medir los espacios de un viaje planetario que marcan periodos y estaciones, en otras palabras ciclos de renovación permanente que nos devuelven al origen o punto de partida. Cada segundo puede descomponerse en mil fracciones (milisegundo) o en un millón (nanosegundo) y en cada fracción, millones de electrones están colisionando entre sí y liberando poderosas energías de transformación de todo lo existente, desde un pensamiento, llevando luz en el saber y capacidad de crear nuevas ideas hasta el más duro hueso de nuestro cuerpo para renovarlo y fortalecerlo.

El cambio es constante y la naturaleza humana se resiste a ese cambio, por eso preferimos vivir en los recuerdos del pasado o en las preocupaciones del futuro generando una vejez prematura que podemos superar viviendo de momento en momento. El cambio es lo único que permanece, y reside en el mismo presente, en la vivencia del ahora, siempre en sentido ascendente, en evolución positiva hacia el equilibrio y la perfección.

Cada segundo mueren dos millones de células sanguíneas y nacen igual cantidad en un proceso de muerte y resurrección que dura toda la vida

Pero… ¿Por qué envejecemos?…nuestro cuerpo está destinado a solo vivir unos 10 años sin ningún proceso de renovación. Gracias al cambio permanente que experimentamos somos capaces de prolongar la vida hasta la longevidad. Cada célula del epitelio del estómago se renueva en promedio cada 5 días, las de la piel cada 15, los glóbulos rojos cada 120 y las del hígado cambian cada 300 a 500 días. En Todo el esqueleto va teniendo un cambio permanente hasta quedar nuevo a los 7 a 10 años, con lo cual, hoy poseemos los mismos huesos pero diferente a los que teníamos hace 10 años. Cada segundo mueren dos millones de células sanguíneas y nacen igual cantidad en un proceso de muerte y resurrección que dura toda la vida.

Si tenemos la capacidad de la renovación permanente, en todos nuestros sistemas y órganosincluyendo nuestro cerebro, por qué envejecemos?

La respuesta podría estar en nuestro código genético, un programa que traemos codificado que nos lleva finalmente al proceso de deterioro acelerado y la muerte. La buena noticia es que ese programa con información grabada en nuestro ADN puede ser modificado con otras que permiten prolongar la vida de forma saludable. Nuestro ADN fortalece su programa de autodestrucción biológica con los mensajes que le llegan a través de lo que nos alimentamos, sobre todo con los conservantes, saborizantes, colorantes, alimentos y bebidas sintéticas altamente procesados y refinados y con aditivos de la industria, como dióxido de titanio, utilizado para dar el color blanco que vemos en pasta dentales medicamentos etc, y que tiene la capacidad de modificar negativamente nuestro ADN activando su programa de autodestrucción, lo cual desencadena todo tipo de enfermedades degenerativas como el Cáncer.

De igual manera se modifica favorablemente cuando en nuestros alimentos incorporamos nutrientes saludables, enriquecidos de forma orgánica y natural que al igual que los pensamientos sentimientos y emociones positivas desencadenan torrentes de vida, salud y vitalidad en nuestro cuerpo, activando el programa de conservación y prolongación de la vida.

Si bien no poseemos las respuestas a las causas del envejecimiento, tenemos la posibilidad de modificar nuestro ADN y con ello abrirnos a un horizonte de esperanza, a una vida cada vez más saludable y longeva. La información ya está ahí y solo hay que activarla para ser casi tan longevos como Matusalén. Todo depende de escoger la forma en que decidamos existir, somos artífices de nuestro propio destino y es nuestra decisión la que define nuestro futuro.

Definitivamente si hay algo exquisitamente mejor que gozar la enfermedad es simplemente gozar de buena salud.

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