Especialistas en turismo han demostrado que para alcanzar la meta de recibir 10 millones de visitantes al año debemos ampliar las zonas destinadas a este renglón y realizar una serie de inversiones en infraestructuras, especialmente en la construcción de más de 25 mil nuevas habitaciones para los próximos 4 años.
Al revisar las áreas que tenemos destinadas al turismo actualmente, observamos que realmente no hay espacio disponible para la construcción de estas nuevas facilidades, y salvo el desarrollo que se ha iniciado en Baní, no tenemos otros proyectos en proceso que colaboren con estas necesidades en el corto o mediano plazo. Aunque el Ministro de Turismo anunció en Fitur de este año que tiene varios proyectos en carpeta para el área de Pedernales esperando la apertura de esta zona. Sin embargo, por las dificultades que presenta esta zona y las inversiones que habría que hacer en infraestructura, estos proyectos podrían tomarse más de 5 años en ejecutarse, no así si diéramos apertura al Parque Nacional Cotubanamá o Parque Nacional Del Este.
Desde hace varios meses he estado insistiendo en la necesidad de que el país abra nuevas áreas para el desarrollo turístico. Específicamente he planteado que se liberen las costas del Parque Nacional Del Este ( Parque Nacional Cotubanamá ). Todas las costas, no solo las de Bayahibe a Saona que son las más usadas y porque ha sido solicitado como parte de un acuerdo político, sino también las de Boca de Yuma a Isla Catalinita donde hay playas preciosas, elaborando un reglamento de uso y conservación de las áreas protegidas, para brindar una nueva oferta turística, una combinación de turismo de diversión con investigación científica y ecoturismo.
He propuesto la creación de un sistema de co-manejo de las áreas protegidas La ejecución de esta propuesta en el Parque Nacional del Este podría comenzarse inmediatamente, ya que sólo son 25 parcelas, todos del sector privado con sus títulos obtenidos legalmente; y de esas 25 parcelas sólo 13 son las que poseen costa, tanto del lado de Bayahibe como del lado de Boca de Yuma, es decir, las que tendrían vocación turística, dejando un kilómetro desde la pleamar hacia el interior del Parque. Y aquí tenemos ya grandes infraestructuras, como las carreteras y aeropuertos cercanos, es decir, tendríamos estas grandes ventajas comparativas que debemos aprovechar.
Con un plan bien estructurado, donde se formalice las interacciones existentes entre las zonas habitadas y las áreas protegidas terrestres y marinas y, por lo tanto, la necesidad de su manejo integrado, el parque sería un socio-ecosistema, en el que el ser humano, sin ser parte integrante del sistema natural, actúa como custodio del mismo y aprovecha su explotación, ya que de la conservación del capital natural depende su propio bienestar y el de las futuras generaciones.
Dentro de este marco conceptual se define las bases para un nuevo modelo de ordenamiento territorial y una visión compartida sobre el futuro de la región.
Planteamos un modelo territorial que garantiza la conservación ecológica y la biodiversidad de sus ecosistemas insulares y marinos, así como las cuevas con pictografías y enterramientos indígenas, promoviendo un uso racional de sus bienes y servicios ambientales que favorece un desarrollo socioeconómico y cultural equitativo, solidario y sustentable.
Hemos propuesto que se conforme un Patronato integrado por Medio Ambiente, Turismo, Sector Privado ( propietarios ) y los Municipios de Bayahibe y Boca de Yuma, el cual sea el responsable del diseño de un plan de ordenamiento territorial que permita el desarrollo de las costas para fines turísticos, creando un programa de conservación y restauración de flora, fauna y arrecifes, así como políticas definidas para las visitas a los sitios de interés histórico-cultural. A este Patronato se le podría agregar la figura del fideicomiso que ayude en la parte financiera en el inicio del proyecto.
Esta propuesta incluye que el Estado no tendría que invertir un solo centavo en este desarrollo. Los propietarios cuyos terrenos serán excluidos de parque, que poseen costa, serían los responsables de construir una carretera que bordee el parque y a la vez sirva de limítrofe. Igualmente, construir senderos que lleven a los turistas a los lugares de interés, como las cuevas con pictografías indígenas, enterramientos, observadores de aves y reptiles, etc. Por eso decimos que el permitir un desarrollo eco-turístico en el Parque Nacional Del Este, bajo estas condiciones, provee una oportunidad para el Estado de obtener beneficios sin realizar inversiones
Los recursos para estas inversiones provendrían de la plusvalía que obtendrán dichos terrenos inmediatamente se produzca la liberación. Inclusive, tal vez se podría compensar, previo un avalúo individual, a los propietarios internos, cuyos terrenos no tienen costa, y que quedarían dentro del nuevo parque. Y así el Estado es liberado de un pasivo que tiene desde cuando el Parque fue creado mediante los Decretos Nos. 722 y 1311, de abril y septiembre de 1975, respectivamente.
En adición, otras inversiones que haría el sector privado es la formación de escuelas vocacionales y de idiomas en Bayahibe y Boca de Yuma, por lo que sus residentes podrían insertarse en estas nuevas fuentes de trabajo. Lo que a la vez proveería al Estado de nuevas fuentes de ingresos a través de los impuestos que pagaría esta nueva fuerza laboral, la cual, estamos seguros que pertenece en su mayoría al sector informal. Además de los impuestos que pagarían todos los nuevos negocios que se crearían, como son, adicional a los hoteles, los deportes acuáticos, tiendas, bares y restaurantes, etc., es decir, todos los negocios formales colaterales del turismo.
Esta propuesta podría aplicarse a Bahía de las Aguilas, y tendríamos dos nuevas áreas para un desarrollo turístico sostenible importantes, ya que es tiempo de tomar iniciativas y acciones, puesto que en el corto plazo tenemos un competidor que tiene muchas de las condiciones naturales que nosotros tenemos y que sin dudas utilizará para su propio desarrollo. Se hace cuesta arriba aceptar los argumentos de que si Cuba aumenta sus inversiones en turismo, sería de beneficio para la región del Caribe y por ende para nosotros por el simple hecho de estar en el Caribe. La demanda turística no es inelástica. Si se presentan opciones iguales, lo más probable es que el turista se decida por visitar un país que ha estado bajo embargo y restricciones.
Por eso es que estamos en la obligación de presentar algo nuevo, diferente, y este es el tiempo de hacerlo. Debemos ampliar las áreas para alcanzar en corto plazo la meta de 10 millones de turistas al año.