No es solo quererte. Para quererte basta cualquiera. Es amarte con dolores de parto soportando tu cabecita en mis manos a dos metros de las baldosas. Sudarte con miedo de atardeceres cuando las confundo con la luna por encima de los museos y cuando esta menguando niña Amparo, con el sol, de nuevo. Elementos simples para dos cuerpos desnuditos que no encuentran arenas para rodar. Nunca pudimos estar más solos en los etílicos de media mañana. Recorrer los senos uniformes por tus violetas recién cortadas del huerto de mi amada y tu marrón color silvestre.
Mi batalla es ahora contra las sombras y contra el dolor de no quererte con calores en la dignidad del desamparo.