En España ha sido noticia muy comentada las declaraciones de la presidenta de Madrid, Díaz Ayuso, atacando a AMLO, presidente de México, por exigir que el rey de España pidiese perdón por la conquista y colonización.
Si la memoria no me falla, el corrupto padre del rey actual, en algún discurso señaló los excesos cometidos en América, a la vez, como no puede ser menos, reivindicó los aspectos, a su entender, positivos, de la relación España-América.
En definitiva, como decía, Elías Canetti, "La Patria es la Lengua". Y esa es la gran aportación imperecedera de España. Y lo que nos hace ser uno pese a la diversidad. Yo comparto ese punto de vista.
Siempre se ha discutido de esas relaciones con España, más desde la documentación histórica y archivística, que desde las tribunas políticas. Y eso era más fructífero porque nos acerca más a la verdad, que los gestos pros o contras, grotescos o extemporáneos, subjetivos u objetivos.
Porque es algo de sentido común que después de 200 años de Independencia los culpables hay que buscarlos más que en España, en nuestros propios países.
En esos criollos, oligarcas, dueños de latifundios y amos de hecho de indígenas feudalizados, siervos y semiesclavizados por ellos. Por todas esas oligarquías y grupos subordinados a ellos, hiper racistas y clasistas en grado sumo, que se han opuesto a toda reforma agraria, han derrocado a cualesquiera gobernante o caudillo que propugnara por hacer reformas económicas, sociales, subir impuestos, modernizar y, han asesinado a mansalva, no sólo en siglos pasados sino a finales del XIX y durante el siglo XX, a decenas de miles de campesinos y de indígenas, sea en El Salvador, Guatemala, como en la culta y blanquísima Argentina.
Más que pedir a antepasados ultra remotos de la península Ibérica que se disculpen, lo pertinente es que se les exija reparaciones económicas y sociales a las familias oligárquicas de cada Estado Nacional que están a mano, y sabemos en cada país sus apellidos y sus fechorías de hace dos siglos, pero también las de hace 50 o 20 años atrás o las de ayer mismo.
En todo este ruido lo que se busca es más el show político, la sociedad del espectáculo, que la eficacia y pedirle cuentas a los que tenemos a mano. Todo ello tiene un tufillo a payasada más que a actitud seria, racional y pragmática.
AMLO, como político blanco, criollo de origen español que es puede utilizar esto para su rédito político. Aunque sea un tema manido, que algunos, no políticos sino académicos, quieren elevar inclusive a Departamento Universitario. Los entiendo, hay que pagar las facturas (los "bills" ), y crear su nicho de trabajo y su espacio de minipoder.
Aunque para estudiar todo eso bastan los departamentos de Historia, Sociología, Ciencia Política y Antropología que han producido y producen materia documental y de análisis de excelencia.
Los colonizadores en el siglo XV hasta hoy siempre actúan, en lo malo, igual: búsqueda de lucro, metales, tierras, dominio, subordinación y discriminación. Sean colonialistas españoles, ingleses, holandeses, franceses o de USA. ¡No hay colonialismo, ni imperialismo, bueno! Para quienes lo sufren o lo soportan.
Dicho lo cual en Santo Domingo de Guzmán (hoy R. Dominicana) antes de mediados del siglo XVI, en 1538, se creó una Universidad. Y poco después, otra en Perú, la Universidad de San Marcos. Fueron las dos primeras universidades creadas en el continente americano.
Cuando los ingleses dejaron África y la India, a mediados del siglo XX, NO HABÍAN CREADO NINGUNA UNIVERSIDAD.
Conclusión, un tipo de colonización fue exclusivamente una empresa comercial y extractiva. Otra, además, trató de trasladar sus instituciones, poblar e hizo mestizaje. Ambas eran explotadoras y opresoras, pero también hay diferencias, como demuestran los tozudos hechos. "Factum non verba" .
La señora presidenta de la CA de Madrid es una ultraderechista convencida, aunque ella confunda eso con ser "liberal". Ya lo dijo en un acto verbal fallido: "si te dicen facha estás en la buena causa, en el buen camino". Confesión de parte -dicen los juristas-, relevo de pruebas.
Muchos de los que se dicen liberales lo que son es capitalistas anti toda regulación y con un Estado Mínimo:Policía, Ejército, Diplomáticos y Tribunales, todo lo demás, los ministerios sociales y de regulación o control económico, mientras menos y más débiles sean, mejor.
¿Y la Libertad? Libertad entendida como de comercio, inversión y libertad individual. Eso sí siguiendo las normas de integrismo nacional católico, eso para el pueblo bajo. Para los ricos y sus "servidores", (los "señores"), la filosofía epicúrea orgiástica ( en su acepción vulgar).
¿Y la democracia? Les interesa si les sirve a sus negocios, si ellos controlan el poder a través de partidos y políticos títeres, que aplican sus postulados.
Como expresó Vargas Llosa con una sinceridad "angelical", la democracia es buena si la gente vota bien. Es decir, por los candidatos que las grandes fortunas han preseleccionado.(Thatcher, Reagan, Trump, Bolsonaro, Macri…)
Si se vota por candidatos populares, de la "chusma", por personajes socialistas o decididos a hacer políticas públicas de igualdad y de limitar privilegios, es mejor tener gobiernos dictatoriales, como los de Franco o Pinochet. Esa es su real concepción instrumental de la democracia.
Sobre la conquista y colonización Ayuso fue contundente en New York: trajimos "la civilización, la libertad". Todas esas críticas de los AMLO y comparsas es "el nuevo comunismo".
La ignorancia y la simplicidad de muchos políticos conduce a eso, al reduccionismo extremo. Todo lo "fake" (falso, estúpido, cutre) vale, si sales en los medios, si se habla de ti, por muchas burradas que se diga.
Así pues, estamos en tiempos que unen en lo trivial a políticos populistas de izquierdas y de ultraderecha, a sesudos filósofos de la descolonización y la exaltación de las identidades y de las razas, con los neonazis y neofascistas.
La extrema simplificación que los caracteriza se sintetiza en lo que Lukács denominó en su época y que hoy es casi un diagnóstico de nuestros días: un asalto a la razón.
El irracionalismo y la charlatanería chabacana están en la orden del día. Constituyen lo infaltable en la agenda de los medios y también en la agenda pública.
¿Archipostmodernismo o simple fatuidad?