Todos éramos migrantes digitales los que nos encontramos el día 27 febrero 2018, en casa de un migrante digital que nos recibió amigablemente con una parrillada exquisita, ampliada con una guarnición parecida al plato de la bandera dominicana, como si estuviéramos celebrando la Independencia nacional. Los que nos encontramos ese día en casa de Constantino Jerez nos perdimos El Discurso en vivo.

Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro, dice una frase de la sabiduría bíblica. Y ese día, fueron más de más de dieciséis amigos que rememoraron historias, y solidificaron su amistad. Además para construir proyectos. Fueron más de dieciséis tesoros, y casi entonaron Un millón de amigos, una de las canciones más sonadas entre los jóvenes de su adolescencia.

Por los rostros que vi, parece que a los migrantes digitales les alegra más el alma encontrase físicamente que hacerlo a través del clic de una pantalla. Aunque de vez en cuando, todos ellos hacen un esfuerzo ingente por migrar y así conectarse con esos amigos digitalmente. ¿Será por los años, sucederá sencillamente porque no son nativos digitales? ¿Es que a los nativos digitales prefieren el encuentro digital que el físico? Aquí viene con radical importancia la discusión de si lo digital es real, y si lo es en qué medida.

Los nativos digitales han nacido en otra cultura. Los migrantes digitales y sus abuelos les criticamos constantemente por estar siempre conectados en los encuentros familiares o cuando les vemos reunidos entre sí. Decimos que cada uno está por su lado. Y aunque nos pareciera extraño, en muchos de los casos, ellos están conectados entre sí.

Nosotros los migrantes, compartimos por las redes con cierto dejo de añoranza cómo jugábamos al aire libre, cómo podíamos tomar agua de la llave sin riesgo a enfermarnos, cómo jugábamos el gavilán/gato en la calle sin ningún problema, flor y convento, la placa, el topao, en fin… Salta con rapidez la canción de Milanés, el tiempo pasa… nos vamos poniendo viejos… De alguna manera, cuando los migrantes digitales compartimos en las redes estos mensajes en cierto modo decimos que es verdad la frase “todo tiempo pasado es mejor”. Pero no lo decimos directamente así. Añoramos el ayer, y criticamos el mundo que hoy hemos construido y que estamos dejando a nuestros hijos. Cantamos Yesterday de Los Beatles y Ayer de Camboy Estévez.

Los nativos digitales tienen que abrirse paso para encontrase con sus amigos desde el encerramiento en el hogar… pues su papá y su mamá, les han dejado “solos” en casa mientras salen a trabajar. Para los nativos digitales, un modo de dar sentido a su vida es conectándose a través de cualquier dispositivo digital, ya sea en la tv, en la compu, o a través del internet. Estos dispositivos son sus nuevos amigos, y les conectan con sus amigos “reales”, como también con otros nuevos amigos que pueden encontrarse por el ciberespacio. Por eso es que un nativo digital puede jugar minecraft con su compañerito de colegio que está a quince kilómetros de distancia, como también con el primo que vive en otro país.

Todos, en cierto modo y de manera diferente, queremos sentir que estamos conectados a alguien, a algo.

Los amigos se ven y se hablan cuando pueden, así dice otra frase que acuñó en mí un gran amigo. Pareciera que los nativos digitales tienen que encontrarse y conectarse a diario con sus amigos.

Tengo la certeza de que estamos en un nuevo mundo con muchos submundos paralelos y simultáneos. Confieso que me gustaría entrar en la cabeza y en el corazón de un adolescente de trece años para tratar de comprender cómo ve el mundo, su mundo. Entender este mundo y estos submundos, y entendernos en ellos, nos ayudará a los migrantes a entender de una manera diferente la amistad y saber cómo acompañamos a los nativos digitales desde la cercanía y en la distancia en el mundo que vivimos y el que queremos construir. Entender nuevos conceptos de soledad, compañía, amistad. Y sobre todo, si estos nativos digitales son nuestros hijos e hijas. Qué permanece. Qué ha cambiado. Parménides y Heráclito, presentes en constante movimiento.

Creo que en este nuevo mundo, y submundos, la filosofía y la psicología tienen mucho presente, y sobre todo, mucho futuro.