Siempre he dicho que el tema haitiano saca a relucir lo peor de nosotros como pueblo, es tanto el odio que se ha querido sembrar entre los dos países por parte de unos pseudos patriotas que cuando se toca ese tema parece que les arropa la sinrazón.

Hace poco una persona publicó en Facebook una foto del intelectual Raymundo Gonzáles, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia y sub-director del Archivo General de la Nación, infiriendo todo tipo de epítetos mal sanos y afirmando que él estaba haitianizando los libros de textos por el hecho de que se incluyó la Revolución Haitiana en un libro de Secundaria.

De inmediato los comentarios no se hicieron esperar pues, a parte de la injuria que manifestó el susodicho, las personas que les siguen y comentan parecen ser tan idiotas como él pues no faltaron quienes pidieran la muerte del traidor.

En la construcción de los discursos nacionalistas se tejen unas redes de mentiras sin el menor asomo de vergüenza, un discurso que idolatra en sus templos a gigantescos ídolos de la avaricia, enorgulleciéndose de los onerosos rituales de culto al que denominan patriotismo.

Hoy en día el conservadurismo intenta erigirse como los nuevos patriotas y para ello han desarrollado cantidades de falacias con tal de justificar las injusticias que cometen a favor de la oligarquía de este país. Fomentan la ceguera moral bajo la forma de culto al patriotismo.

Cuando prevalece el espíritu nacionalista se enseña desde la infancia al pueblo entero a fomentar odios y ambiciones por todos los medios fabricando mentiras sobre hechos históricos, presentando desfavorablemente otras razas y cultivando sentimientos de animadversión hacia ellas, conmemorando sucesos, algunos falsos, y tramando constantemente malévolas amenazas contra quienes no comulguen con sus retorcidas ideas.

Imbuir a todo un pueblo de un orgullo desmedido de superioridad, enseñarle a presumir de su insensibilidad moral y a perpetuar la humillación de las naciones vencidas utilizando las escuelas para esparcir el desprecio a los demás es inadmisible, pero así funcionan las naciones.

El conservadurismo que ha heredado el peor legado se ha hecho experto en traficar con embustes y no les avergüenza obtener beneficios recurriendo a ellos.

Quienes hoy atacan a Raymundo Gonzáles deben hacerlo con ideas y planteamientos, no con insultos. Todos los que se han atrevido a cuestionarlo evidencian no conocerlo, pero como en las redes sociales todo se vale, incluyendo detractar el honor de alguien, aprovechan para vomitar sus pestilencias.

Raymundo es uno de los historiadores más formados que tiene este país y uno de los pocos que realmente hace ciencia de la historia. Quienes le atacan no tienen calidad moral y mucho menos intelectual para hacerlo pues sus epítetos es la mejor evidencia del grado intelectual que tienen amparados en un falso nacionalismo y una estéril defensa de la Patria.

Quien no sepa debatir que no opine, que a la patria no se le defiende en redes sociales, ofendiendo o denigrando, a la Patria se le defiende haciendo lo que hace Raymundo: educar buenos ciudadanos.

El que tengan una obsesión con Haití no les da derecho a nadie a exigir la muerte de ninguna persona y mucho menos de alguien a quien no se conoce. Eso es ser alienado. Aquí no se está enseñando ninguna historia haitiana, quienes no quieran reconocer la importancia de la Revolución e Independencia de Haití para América Latina y para nosotros mismos que revise su miopía porque no es verdad que hay que llevar el odio y el racismo a los libros de textos, eso no es educar.