Recuerdo con cierta nostalgia, como fue propalado, promulgado, publicado y sacralizado el viaje que hizo el entonces candidato, luego Presidente electo Danilo Medina a los brazos siempre abiertos y melíferos de la Presidenta Dilma, escudera cual Sancho del bien conectado Lula Da Silva, y como fue recibido por el propio Lula como ejemplo valido a seguir, y como fue al efecto devuelta la cortesía en el propio Palacio Nacional, por Lula agenciando y vinculándose de manera grosera con Odebrecht.
Recuerdo con nostalgia también aquellos momentos, en donde con lastimera satisfacción Danilo otorgaba al inefable Joao Santana, los bombos correspondientes a su triunfo electoral, afirmando sin el mas mínimo atisbo de dudas que, cuando nadie creía en él, Joao se mantuvo al pie del cañón respecto a su mesiánico destino, lo que además de recursos infinitos, era solventado mediante la parafernalia propia de un ministro encargado de la publicidad de gran parte del gobierno.
Ahora que las cosas deben ser llamadas por su nombre y con envidia de la buena veo como una democracia con defectos pero funcional como la brasileña se atreve, institucionalmente, a realizar sometimientos a Presidentes activos, y condenas a ex presidentes, me pregunto con una curiosidad que me está matando si habrán llamadas de consuelo, llamadas de ánimo, palmaditas en la espalda, y ayuda de uno u otro tipo.
Me pregunto además si el Procurador General de la República ha determinado de una manera u otra, de donde fue que salieron los cinco millones de dólares norteamericanos, divididos en diez pagos de US$500,000.00 cada uno, equivalentes a DOSCIENTOS TREINTA Y SIETE MILLONES DE PESOS DOMINICANOS (RD$237, 500,000.00) que la campaña de Danilo transfirió a la cuenta Suiza de Joao, solo en el año 2014. En el 2012, cuantos fueron? En el 13 cuantos? En el 2015, y en el 2016?
Noticia que fue publicada por el Periódico O Globo de Brasil y que circuló en el mes de marzo del presente año por todo el mundo.
Ahora que las marchas verdes preocupan y que como consecuencia de ello, los haitianos de un día para otro se han convertido en el peligro más grave para nuestra soberanía y nacionalidad, cabe abrir los ojos, y mantener el curso. Llamar las cosas por su nombre ahora que los amigotes están presos o al punto de estarlo, y aquí en donde todo tiene de una u otra manera precio, se pretende callar e imponer temores sobre la nacionalidad, como si fuera ello el único problema de nuestro país.
Ahora que tristemente y sobre todo de manera interesada de preparan expedientes de oídas, y sin hacer una sola labor de investigación que no sea el propio testimonio de los encartados, sin una sola labor de colaboración internacional, imponiendo solo el aumento de la riqueza como premisa de culpabilidad, otorgando circo a quien así lo desee, no podemos permitir que el Norte que nos guía, y sobre el cual debemos caminar lentos pero seguros, nos lleve al puerto de la legalidad y sobre todo de la institucionalidad.
El amigo Lula en Brasil, los presos en Perú, en Panamá y demás predios, nos dan esperanza de cambio, no puede ser que esta, la tierra de Luperón, Sánchez, Mella, Caamaño, Fernández Domínguez y Duarte, se quede atrás y no aprovechemos estos tiempos de cambio para realmente otorgar al País de un sistema de persecución serio a los crímenes de cuello blanco que todo lo roban y nada nos dejan.
Que no nos quiten el deseo, que no nos quiten el impulso, que la templanza sea el camino.