En la historia política de nuestro país el empresariado siempre ha tenido una gran influencia, en especial el grupo económico del Cibao, al punto que en los últimos cincuenta años la mayoría de presidentes habían sido del Cibao.

Empresarios y políticos se habían llevado bien hasta que los políticos comenzaron a amasar fortunas y empezaron a competir con ellos. Si un partido necesitaba de los empresarios para llegar de un tiempo para acá eso desapareció pues muchos de ellos han acumulado unas fortunas que compiten o superan a las familias históricamente de poder económico.

Los empresarios ripostaron comprando medios de comunicación pues sabían que tener ese control les daba un poder sobre los políticos, pero los políticos respondieron llevando a los medios de comunicación a pseudos comunicadores que están ahí para defender su nombre y su "obra", son personas muy bien pagadas y que el pueblo ha bautizado como bocinas.

En medio de esta lucha de poder entre el poder económico y el político existen comunicadores que también han decidido no dejarse arrastrar por eso y han mantenido una línea crítica ante el poder.

Los políticos entonces han respondido a eso influenciando para que esos comunicadores sean sacados de los medios ya sea ejerciendo presión directa sobre los dueños de los medios, demandando a esos comunicadores o empezando una campaña de descrédito hacia ellos.

Lo que estamos viendo no es fortuito. Este planteamiento está más desarrollado en mi libro La Sociedad de la Nada.