Sr Bonao, ¿por qué sólo escribe las cosas malas que pasan en nuestro país?

Yuberky R.

Santiago, la ciudad Corazón.

Lo primero que me salta a la vista es su nombre. A los dominicanos, creo que a los cubanos también, nos encantan los nombres que comienzan o terminan con Y. Ahora bien, que el nombre comience y termine con Y es una hazaña que muy bien podría ser catalogada de rara, aunque no eufónica. Debemos recordar que la Y es una letra odiada por las vocales y que, para darle cabida a la dulce hermanita del medio, la expulsaron de la palabra Eucalipto.

Hablando de nombres diré que los dominicanos también tenemos la tendencia de fabricarlos. Odiamos pensar que a nuestro necio retoño alguien algún día pudiera llamarlo "Tocayo". No voy a mencionar aquí a Índole, Singado, Perpleja, Querido, y otras ternuras que dieron inicio a la controversia sobre la necesidad de una ley que proteja al recién nacido del primer golpe de un padre borracho y burro; no, estoy hablando de las joyitas producidas por la unión de los nombres de los progenitores, a saber:

Elvis es un joven dominicanyork al que le gusta la velocidad y las pistolas Glock, en unas patronales conoce a Fe, una jovencita loca con el arroz con leche y con Tito el Bambino. Verano. Procreación. Nombre de la niña: Felvis.

Esto me hace recordar la vez que un compañero de trabajo de apellido Gil, negro, tuvo una niña con una mujer también negra. La niña era un pedacito de carbón con ojos grandes y pestañas largas.

"Diablo Gil, qué bonita tu hija, ¿cómo se llama?"

"Beverly", me contestó, esperando…

"¿Beverly Gil?"

"Sí", me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, feliz al fin de que alguien descubriera su agudeza.

Otra cosa que me llama la atención en su pregunta, querida Yubeiky, es la particular anatomía geográfica de mi añorada Quisqueya, imaginada por algún genio aguilucho y cursi. Si Santiago es la ciudad Corazón, entonces Bonao es la ciudad Hígado, y Dajabón la ciudad Ano.

Bueno querida Yuberky, espero haber contestado su pregunta, gracias por escribirme y cuídese de los mosquitos y de los vinchos.