En la medida que los años han ido pasando, nos hemos alejado cada vez más de la esencia, de la fuente, del AMOR. Sin importar tu creencia religiosa, la vida es una creación de amor desde sus inicios. Todo lo que tenemos, en su perfección es un regalo de amor. Creados por amor, para vivir con amor y para dar amor.

Lejos estamos de ese principio, tristemente, hoy en día. Pareciera que fuimos creados para maltratar, odiar, acabar con todo lo que nos rodea. ¿Y que es lo que nos pasa? Se nos ha olvidado que somos seres de amor y de luz.

Hemos olvidado amar la vida, con sus altos y bajos. Con aquellas situaciones no tan deseadas, pero tan necesarias a veces para crecer y fortalecernos.

Amar lo que tengo. Mi realidad, mi familia, mi trabajo, mi posición económica, lo que tengo y lo que soy, podría ser una excelente manera de empezar a reconstruir el amor, y por tanto la sociedad y el mundo. Si, y ahora podrías dejar un comentario en el que me preguntes como amar lo que tengo cuando estoy quizás pasando hambre, o cuando soy una madre sola con cuatro hijos que mantener, o cuando quizás duermo en la calle.

Si, una realidad no deseada, pero es la que tienes. No amarla no cambiará las cosas. En cambio, aceptarla y aprender a vivir lo más dignamente posible y lo mejor que puedas en las circunstancias en que te encuentras, harán de tu vida más alegre, más feliz y más llevadera.

Una vez que aprendo a amar lo que tengo, mi realidad y amarme a mí mismo. Entonces soy capaz de amar a los demás. Segundo principio para volver a una vida de amor, paz y armonía. Como podría hablar de amar a otros cuando no soy capaz de amarme a mí mismo. Como voy a poder contribuir a un mundo mejor si no soy capaz de amar mi vida y todo lo que tengo.

Agradecer, es otra herramienta importante e imprescindible en esta tarea de amar lo que tenemos. Agradecer por todo cuanto tengo y hasta por lo que no tengo. Nos cuesta tanto ver lo que sí tenemos ya que pasamos más tiempo pensando y deseando lo que no tenemos. Nuestras energías las invertimos en vivir un futuro que no ha llegado, dejando el presente a la deriva, en manos de la suerte.

Agradece por todo. Desde poder abrir tus ojos cada día, hasta el alimento que puedes tomar. Tu trabajo, el aire que respiras, el carro que tienes, y si no lo tienes, la existencia de medios de transportes públicos que te permiten moverte de un lugar a otro. Por la señora que te ayuda en casa, la maestra que ama y cuida tus hijos. Todo cuanto te acontece que ya te es tan normal y rutinario, que no te das cuenta que es un regalo que debes agradecer.

La compasión, otra herramienta que puede ayudarte a ser feliz. Cuando practicamos la compasión somos capaces de ponernos en el lugar del otro, antes de cuestionarlo o juzgarlo. Cuando aprendemos y entendemos que todos somos iguales, que podemos ser capaces de equivocarnos, que no somos infalibles ni omnipotentes, entonces, aprendemos que ser compasivos y somos más felices.

Perdonar, olvidar la ofensa del otro. Escuché una vez de mano de un amigo sacerdote, que pretender perdonar sin la gracia de Dios es un imposible. Entonces, para realmente iniciar un camino de perdón, debemos pedir a Dios su gracia y disponernos a perdonar a los demás.

Al fin y al cabo, todos nos equivocamos constantemente, y a todos nos gusta ser perdonados.

Mi querido lector, agradece, perdona, compadece, ámate a ti mismo, ama lo que tienes y sé feliz.