A mi amigo Wilson Spencer, inteligente, revolucionario y contrario a la política de   Convergencia 

Este es un artículo, y no un ensayo que iría más allá de mis limitaciones, en el que apunto unas ideas que como menos despierten discusión, hacia un abordaje más apropiado del mismo.

Lo que destaco es que las alianzas y los trasvases de partidarios políticos de uno  a  otro bando, son hechos  continuos  y  significativos en  la  historia dominicana, y deberíamos sacar las lecciones que correspondan a la definición de unas actitudes que nos permitan como Izquierda constituirnos en una mayoría política.  

Se debe tener en cuenta que en un preámbulo al acto de fundación de la República, el sector independentista expresado en los Trinitarios encabezados por Juan Pablo Duarte, pactó con un sector reformista de entre los mismos haitianos, que entonces mantenían ocupada la parte Este de la isla, en la que hoy vivimos dominicanos y dominicanas; alianza que tuvo por objetivo derrocar el régimen de Boyer.

La fundación de la República misma   fue el resultado de una alianza táctica entre Trinitarios y Afrancesados, sectores con concepciones políticas contrapuestas, pero que en un momento histórico y dada una determinada correlación de fuerzas, resultaba imprescindible para el objetivo de derrotar el dominio haitiano y fundar la República.

Una y otra son experiencias de alianzas trascendentes.

Observemos otros hechos: el grupo de Pedro Santana, jefe militar de la lucha contra el dominio haitiano, dominó la vida política durante nueve años.  En el sentido en que hoy se entienden los partidos, no puede hablarse de un Partido Santanista, pero la realidad es que el lideró un grupo que concretó la idea que desconfiaba de la posibilidad de que la nación dominicana pudiera mantenerse organizada en Estado libre, soberano e independiente.

Con el apoyo de algunos de ese grupo, y de independentistas, Manuel Jiménez salió del Santanismo; fue electo presidente, pero mantuvo el país en el mismo esquema conservador de Santana, a pesar de que en algún momento había sido del bando Duartista,  aunque tímido.  Había sido Ministro de Marina y Guerra de Santana.

Del “partido” de Santana salió también un grupo, del Cibao, que postuló a Domingo Mallol  para presidente, pero no llegó a desarrollarse.  A este se vincularon también algunos independentistas.

Figuras importantes como Benigno Filomeno Rojas y Ulises Francisco  Espaillat, estuvieron en algún momento en el  régimen de Santana. Pero también fueron los que aprovechando un hálito de demagogia del caudillo, en febrero de  1854  introdujeron reformas democráticas a la Constitución de la República.

Tras la revolución de julio de 1857, que derrocó a Báez y en la que el grupo del Cibao  jugó un papel importante, estando ahora en el poder, hizo esfuerzos para plasmar en la Constitución  las  ideas democráticas que había impulsado en 1854.   Así, la Constitución de Moca de 1858, recoge parte de la Constitución de 1854, aunque es más avanzada que aquella.  La de Moca, resultó de una “alianza” entre los del grupo liberal del Cibao:   Benigno  Filomeno Rojas, Ulises Francisco  Espaillat, Pedro Bonó,  Belisario Curiel, y miembros del  Santanismo conservador. Este grupo del Cibao,  sería el eje para  otro que podría denominarse “Neo-Duartista”, alejado de Báez, pero también de Santana, y que sería básico para la lucha anti- anexionista.