Dicen, quienes tienen la suerte de que les ha sucedido, que acostumbrarse a lo bueno se hace rápido. Y digo yo, que a lo malo nos cuesta mucho más, pero también acabamos por acostumbrarnos, y esto es lo que está sucediendo con la violencia en el país.
Atracos por delante, asesinatos por la derecha, secuestros por la izquierda, robos por todos los lados, y este doloroso fenómeno acaba por convertirse en otro más de nuestros molestos compañeros de vida, como los tenemos inevitablemente en el trabajo o en el condominio donde vivimos. La policía dice, el gobierno dice, todos desde arriba dicen, que este asunto disminuye, que tienen estadísticas en mano que lo demuestran.
Con el permiso debido, les diré de manera muy tonta, que de los números oficiales me fio muy poco porque para quedar bien ante los ciudadanos, las autoridades siempre barren las miserias para dentro de su casa. Yo me fio más de las otras encuestas, las personales de boca a boca y de tú a tú. En mi casa, a mi mujer la han atracado, a un hijo también, a la domestica lo mismo, y a mi me ha pasado no una, sino dos veces, pues parece que tengo cara de ‘’asaltable’’, es decir, de tonto. Si preguntamos a los familiares, amigos, vecinos es muy posible que le describan un panorama muy parecido, o aun peor.
Por cierto, si me asaltan por tercera vez y sigo con vida, voy a pedirle al Presidente que me otorgue dos tonterías, primero la Medalla del Valor del Asaltado Sobreviviente, en primera clase, y segundo una pensión vitalicia para poder pagarme un psiquiatra que me trate los miedos, y las fobias hacia los motores con dos individuos montados que lleven casco, y a los puñales largos y finos apuntando al estomago. Y si por desgracia perezco, que pongan el mi lapida este leyenda “Aquí yace otra victima más de la indolencia e ineficiencia oficial”
Ya he dicho algunas veces, y lo repito por tonto, demagógico, simple, o chusco que sea, que si los todos los integrantes del gobierno que tienen armas o custodios para protegerlos, desde el Presidente hasta el ultimo gato, fueran a sus trabajos o de compras como cualquier ciudadano de a pie, sin pistolas ni fusiles, sin carros blindados, o sin guardaespaldas de caras duras y lentes oscuros, la delincuencia disminuiría mucho y rápidamente. Es muy bueno y seguro hablar o discursar sobre este fenómeno ante las cámaras o micrófonos con una cohorte de militares armados detrás, o dormir con tres o cuatro guardias que vigilan y protegen la casa las veinticuatro horas.
Como seguimos con las tonterías, diremos que todos los Gobiernos han sido unos Tacaños, Miedosos y Miopes. –hay que decirlo todo junto- Tacaños porque ninguno quieren soltar los cuartos necesarios -que son muchos, hay que reconocerlo- para poder tener un cuerpo de policía con integrantes con mayor formación cultural y humana de base, pues siempre dicen que no tienen presupuesto para ese capitulo, y después hay que gastarlos de otra manera más penosa, en entierros, invalideces temporales o permanentes, hospitales, médicos y medicinas, miedos psicólogos, y el dolor de mucha gente y familias lastimadas, y eso sí que no tiene precio.
Somos los ciudadanos. Los tontos, quienes tenemos que invertir cientos o miles de millones en cámaras de seguridad, en rejas que convierten nuestros hogares o lugares de trabajo en verdaderas cárceles privadas, en cercas eléctricas o alambradas con espinas, que parecen más propias de los presidios americanos de las películas, o campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, en perros bravos, en muros altos, en guardianes privados -los que pueden-. Las calles, a las siete de la noche parecen quedar en estado de sitio, y los pocos transeúntes que caminan por ellas lo hacen por necesidad, y como muchas delas mercancías que se exhiben, “a su propio riesgo”.
Miedosos, porque no se atreven a cambiar de arriba abajo, de lado a lado, y de atrás a adelante, y no con reformas cosméticas, las estructuras, arcaicas, anquilosadas y militarizadas de los cuerpos del orden. Aquí las bajas de policías por mal comportamiento no son por docenas, sino por millares. El 60% de los grandes delitos hay un miembro activo o pasivo involucrado. ¡Cuántas denuncias no se hacen por desconfianza o por saber que nada van solucionar! Hace falta con urgencia una eficaz policía de carácter civil, y además civilizada.
Y Miopes, porque no ven o no quiere ver que las fuentes primarias de la prevención del no son unas yipetas nuevas, o poner mas agentes patrullando por calles y avenidas, sino combatir la miseria que nos rodea por muchas partes. Un millón de excluidos en la pobreza extrema, y cuatro o cinco más algo por encima de esta débil línea, forman un caldo de cultivo donde campan por sus fueros demasiados jóvenes sin valores, sin oportunidades, sin futuro, con pésimos ejemplos de su entorno y de otras clases sociales que quedan impunes, y bien sabedores que en la delincuencia local hay una puerta giratoria, que entra por la cárcel y permite salir por atrás con demasiada facilidad.
En fin, hablar sobre la violencia por aquí, a la vista de los resultados, es una cosa de tontos, porque se diga lo que se diga, en vez de contribuir a tomar mas conciencia, y tratar de disminuirla, en algunos sectores de muy arriba, parece que la genera ¡Qué tontos!