En la actualidad, y cada vez más, la construcción de prefabricación industrializada no sólo representa durabilidad, seguridad y estética, sino también menor coste económico, rapidez en la fabricación y montaje; además y si fuera el caso y el propósito de sus promotores y proyectistas, podría llegar a alcanzar altas prestaciones energéticas. El autor, junto con otros compañeros investigadores, precedentes y antecedentes han logrado demostrar esto último más allá del simple enfoque teórico e incluso para construcción prefabricada, industrializada, modular y ligera.
Pero aunque ninguno de los investigadores referidos hubiese decidido trabajar en este campo, dedicándose a obtener resultados mediante estudios teóricos, análisis constructivos o ensayos y/o caracterizaciones y simulaciones energéticas; aunque todos hubiesen decidido quedarse en sus oficios originales, dentro de sus respectivos campos en el ejercicio de la arquitectura; aún si fuera el caso, ya desde el 2002 el Departamento de Energía de los Estados Unidos y el Laboratorio de Energías Renovables de ese país ha venido celebrando cada dos años el concurso Solar Decathlon (https://www.solardecathlon.gov/), cuyo objetivo ha sido fomentar la investigación sobre la eficiencia en el consumo energético de la edificación, utilizando modelos industrializables y ligeros – algunos de ellos modulares- como prototipos de pruebas para el concurso.
Llegados a este punto de la historia, habiendo pasado por modelos tan emblemáticos en materia de construcción industrializada – o industrializable – y en algunos casos, de construcción ligera o susceptible de serlo; será fácilmente entendible para el técnico interesado en estos temas, que para una construcción con esta características es posible demostrar las prestaciones que en materia de eficiencia energética pudiera tener. De la misma manera, es factible plantear una alternativa de construcción modular industrializada -de calidad – frente a la construcción tradicional, que reduzca el volumen de residuos generados y el impacto en el medioambiente, gracias a un empleo óptimo de materiales y técnicas de industrialización constructiva.
Quizás la utopía campe en derredor nuestro cuando planteamos estas palabras. No faltará el lector acucioso que señale que partimos de una ensoñación profunda cuando hablamos o escribimos– recurrentemente- sobre el tema. Es probable que no podamos quitarle la razón sin más y solo podamos hacerle la pregunta: ¿No hacen falta las utopías como éstas para emprender el camino hacia el futuro? Richard Buckminster Fuller o Jean Prouvé nos animan a pensar que sí, el recorrido de ambos nos anima.
Nuestros ejemplos de cabecera, quizás fuera de muchos de los cánones estéticos convencionales, nos sitúan en posición de ver un futuro interesante en plan Julio Verne o Isaac Asimov…¿Y para tanto da la Wichita House? (Ver: https://www.docomomo-us.org/register/dymaxion-wichita-house y https://issuu.com/crueda_mpia/docs/michelle_sanchez_de_leon_metrobook_wichita_house_ )
¿Y tanto nos han cundido Le Maisons Tropicales? (Ver: https://es.wikiarquitectura.com/edificio/maisons-tropicales/ )
Una aclaración final pertinente
Cuando utilizamos el término modular dentro del contexto de la construcción prefabricada, industrializada o industrializable, hablamos de un sistema alternativo dentro del mismo campo de la industrialización, que ofrece mayores ventajas a la hora de plantear soluciones y a un coste razonable, siendo confortables y energéticamente eficientes. Este sistema de construcción consiste en módulos tridimensionales que ya salen listos de fábrica para su montaje y utilización; es decir, para hacer el simple plug and play (conectar y usar) y con todo listo para solo conectar a la red una vez posado el modelo en el lugar de emplazamiento; así como la Wichita o más autónoma como la Diogene de Renzo Piano (https://www.metalocus.es/es/noticias/diogene-por-renzo-piano-2013 ).
El principal desafío objetivo que tiene la construcción modular industrializada – o industrializable- es poder aplicar los mismos estándares de optimización tecnológica comunes a otros procesos de producción industrializada y presentarse como una opción verdadera a las técnicas constructivas artesanales, con el plus de la eficiencia energética y sus óptimas prestaciones constructivas y estructurales.
El equilibrio entre estas dos vertientes – la industrialización en la construcción y la eficiencia energética- se presenta como una alternativa, cuando factores tales como la reducción de tiempos de ejecución y plazos de entrega, minoración de impacto de la obra sobre el entorno natural, reducción de la huella ecológica en los procesos de producción y montaje, o la rentabilización económica, sean determinantes a la hora de plantear soluciones arquitectónicas.
Finalmente que este brindis al sol que nos planteamos en nuestras líneas de hoy sirva para que estas vertientes se integren a la convencionalidad de la construcción tal como la manejamos y conocemos hoy. Si solo eso conseguimos, ya iremos ganando algo.