“Ser ético es tener siempre en consideración cómo afectan nuestros pensamientos, palabras y acciones no solo a nuestra felicidad, si no, sobre todo, a la felicidad de los demás; y obrar en consecuencia.” – anónimo árabe del siglo IX

En su Edad de Oro, el califato abasí entendió que el poder político y el conocimiento científico van de la mano. Los gobernantes abasidas no solo se ocuparon de la conquista territorial y la propagación del Islam y el idioma árabe con gran éxito, sino que fomentaron agresivamente la expansión de las fronteras del conocimiento, atrayendo los mejores espíritus de su califato al desarrollo de las ciencias y las humanidades en un clima de libertad y tolerancia a las ideas. En pocas décadas hicieron de su nueva capital, Bagdad, el centro mundial de la ciencia, la cultura y la tecnología.

Uno de los mejores hijos de la política de apoyo al renacimiento del saber de esa época, Abu Abdallah Muḥammad ibn Mūsā al-Jwārizmī, generalmente conocido en nuestro idioma por su sobrenombre, Al-Juarismi, fue un matemático, astrónomo y geógrafo activo en la primera mitad del siglo IX en la Casa de la sabiduría de Bagdad. Por su apodo se colige que era de cultura persa y originario de Jwārizm, hoy la ciudad de Jiva en la provincia de Corasmia, Uzbekistán, pero no tenemos evidencia irrefutable de su procedencia. Entre sus obras curiosas, este fiel musulmán publicó un tratado sobre el calendario hebreo. Aunque no hay consenso entre historiadores y etimólogos, se afirma en Wikipedia que debemos a su nombre y al de su obra principal, Hisāb al-ŷabr wa’l muqābala, nuestras palabras álgebraguarismo y algoritmo. De hecho, es considerado como el padre del álgebra y como el introductor de nuestro sistema de numeración denominado arábigo.” En el citado libro, escrito entre 813 y 833, que usualmente se traduce al español como Compendio de cálculo por reintegración y comparación, “Al-Juarismi expone los cimientos del álgebra, siendo el primero en estudiar sistemáticamente la resolución de ecuaciones de primer y segundo grado. La palabra álgebra se deriva de una de las operaciones básicas con ecuaciones (al-ğabr) descritas en este libro.”

El impacto de Al-Juarismi en la matemática y en nuestra lengua es incuestionable, y sus obras traducidas al latín fueron libros de texto universitarios en la Europa medieval durante siglos. Según escribe Jim Al-Khalili en un artículo para BBC Mundo, titulado “Al-Juarismi, el erudito persa que introdujo los números a Occidente y nos salvó de tener que multiplicar CXXIII por XI”:

“El tratado escrito por Al-Juarismi circa 825 sobre el sistema numérico indio-árabe fue traducido en el siglo XII con el nombre Algoritmi de numero Indorum, que significa Algoritmi sobre los números de los indios; Algoritmi fue la latinización del traductor del nombre Al-Juarismi. En él nos dio esas recetas que, debido a esa traducción de su nombre, terminaron llamándose algoritmos.”

El legado del álgebra, los números arábigos con su sistema decimal y los algoritmos no tiene precio. ¿Qué sería de nosotros sin estos inconmensurables aportes a nuestra cultura y conocimiento? Además, el legado de Al-Juarismi sigue creciendo. En las redes circula un meme que se le atribuye apócrifamente al gran sabio musulmán, pero debe ser de un discípulo inspirado en el ejemplo del matemático. Utiliza los números arábigos uno y cero en el sistema de numeración posicional para transmitir una lección sobre el valor de la gente, y reza así:

Ser ético es el máximo nivel de consciencia que podemos alcanzar los humanos, esencia de la sabiduría. Con ética y conocimiento se alcanza la sabiduría; el conocimiento sin ética lleva a la vileza.

En notación algebraica podemos sintetizar:

E + C = S               (Ética con Conocimiento equivale a Sabiduría)

C – E = V              (Conocimiento sin Ética es igual a Vileza)

Sabiduría y vileza son ambos atributos propios de Homo sapiens, único ser terráqueo con el poder de insuflar una u otra de esas propiedades a sus creaciones.

Traduciendo al romance criollo contemporáneo la apócrifa lección de Al-Juarismi sobre el peso de la ética en el valor del ser humano: 

¡cuidémonos del hombre sin ética y principios sólidos para no tener que preocuparnos por la falta de ética de algoritmos y autómatas!