Me alegra ver que algo se mueve entre la juventud mundial. Las revueltas ocurridas en el mundo árabe, las que en estos días se están dando en Europa son tímidos, pero decididos movimientos de rebelión que dejan al descubierto el descontento de quienes necesitan que el mundo mejore porque les resta mucho por vivir todavía y no se resignan a que su futuro quede fatalmente condicionado los errores de los que detectan el poder y dirigen la sociedad. No estamos en un nuevo mayo del 68 ni previsiblemente París arderá en llamas, pero algo se mueve sin duda entre los jóvenes.
De una manera u otra forma, sin responder a una coordinación planificada, estos movimientos se están expandiendo con una celeridad inusitada. No hay que meter en el mismo saco, por ejemplo, las revueltas del mundo árabe y las protestas que en estos días se dan en Europa. Pero todas ellas tienen en común la resistencia de los jóvenes a aceptar que el mundo vaya por el camino que lleva, que es un camino sin futuro para ellos.
A Wael Goneim, director de ventas de Google en Oriente Medio, que estuvo detenido durante dos semanas acusado de ser uno de los promotores de la revolución egipcia, se le considera hoy una de las personas más influyentes del mundo. Todo gracias al "activismo digital" que ha promovido para movilizar a los ciudadanos de su país y lograr el cambio de régimen.
En estos días en Europa se están produciendo pacíficos levantamiento juveniles que advierten a los políticos que su democracia es falsa.
Aprovechando que en España los políticos andan en campaña, centenares de jóvenes han ocupado la emblemática plaza de la Puerta del Sol de Madrid y su movimiento se ha regado por más de veinte ciudades españolas. "Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir" dice uno de los mensajes que los jóvenes inconformes dirigen a los políticos.
Dicen que todo lo que está pasando fue advertido por un escritor y político, anciano ya, pero con una clarividencia asombrosa. Stéphane Hessel, con más de noventa años en su cédula de identidad, alemán de nacimiento, pero francés por todo lo demás, diplomático, escritor, y militante político, que sufrió en carne propia los rigores de los campos de concentración, escribió el año pasado un libro que lleva por título "Indignaos". En él hace todo un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Este libro, o más exactamente sus ideas y planteamientos, que ha sido un best seller en Europa, está, dicen, en el origen de estas revueltas juveniles del otro lado del océano.
Quiero pensar que en esa línea se conduce el movimiento Toy Jarto, versión dominicana de este fenómeno mundial. De componente mayoritariamente juvenil , "Toy harto", como dice su ideario, reclama en nuestro país un nuevo liderazgo ciudadano y demanda un relevo generacional en los políticos.
Ojalá así sea por el futuro de las nuevas generaciones