Es una persona de muchos méritos, entre ellos que viniendo de orígenes muy humildes ha sabido hacerse un espacio como político hábil, de convicciones, de firme lealtad a su partido y a la sociedad que ha servido buena parte de su vida.
Involucrado inicialmente por el gobierno del PLD en esa trapisonda politiquera que es la desacreditada investigación de la estafa Odebrecht, en la que nadie cree porque no están todos los que son, ni son todos los que están, desde el primer momento Alfredo Pacheco actuó con entereza.
En el malsano involucramiento que se le quiso hacer, como ocurre con Andrés Bautista, Chu Vásquez, y otros dirigentes y técnicos del PRM, ha resultado evidente que no recibieron sobornos de Odebrecht, y que son víctimas de una bellaquería política.
Con Alfredo se llegó a la ridiculez de acusarlo de enriquecimiento ilícito por comprar un local con hipoteca bancaria, que finalmente perdió por no poder pagarlo, mientras tantos nadan en la opulencia cuando llegaron a la política en chancletas.
Esa imputación de mala ley, como las que se hacen a Andrés Bautista y Chu Vásquez de poseer, por ejemplo, 14 fincas cuando se trata pedazos y restos de parcelas que conforman una misma propiedad, son de las que llevaron a la magistrada Miriam Germán a advertir el tormento de la inconsistencia probatoria en muchos de los casos, lo que obligó al gobierno del PLD a no embarcarse en llevar a juicio de fondo a la mayoría de los inicialmente involucrados, entre ellos Alfredo.
En razón de su inteligente administración frente a los desafíos legislativos y políticos que se presentan en el Congreso.
Porque en el Congreso se vive un momento en que la oposición debe manejarse con la astucia y firmeza que demanda hacerle oposición a una gran mayoría oficialista que da señales de intolerancia y desesperación.
Por su valentía de solicitar una interpelación al director de la Policía Nacional, en momentos en que la seguridad ciudadana se ha ido a pique, y evidentemente el cuerpo del orden debe ser depurado de manera radical, tecnificado, y mejoradas las condiciones de vida y de trabajo de sus integrantes.
Considerando, en resumen, que la sagacidad y madurez política de Pacheco eran fundamentales para enfrentar los retos que le presenta a la oposición y a la sociedad un próximo año de zarpazos de esa bestia herida de muerte por sus excesos, que es el modelo de gobierno del PLD.
Por todas esas razones pensaba yo que la mayoría de los diputados del PRM mantendrían a Pacheco como su vocero.
Pero como el favorito de Gardel, Pacheco perdió por una cabeza, por un voto, 24 a 25, y de inmediato caballeroso como es se puso a la disposición del nuevo cuerpo de vocería electo.
Esos decepcionantes resultados me confirman que no soy político sino un técnico, un periodista, vaya, poniendo su granito de arena para que la política sea mejor, aunque no alcance a ser “la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”, como creyó el Padre Fundador.