Las islas se caracterizan por la fragilidad y lo efímero de la vida de sus componentes, son regiones limitadas por el mar, sujetas a los estrechos rangos de tolerancia ambiental de los ecosistemas donde aparecen, están dominados por microclimas y estos sometidos al clima de la tierra, el que, a su vez, está sojuzgado por la anomalía antropogénica conocida como Cambio Climático, fruto del dislocado crecimiento del mercado que, no sólo libera gases de calentamiento global en sus procesos productivos, sino que desecha al ser humano y se come la naturaleza, destruye las bases que sustentan su propia existencia y la de todos.
Anualmente las islas están sometidas a grandes fenómenos ambientales, casi siempre catastróficos, exacerbados por la anomalía antropogénica, como el huracán María categoría cinco que devastó la isla de Puerto Rico en pocas horas, o los interminables incendios forestales por el aumento de la temperatura que convierten en pastizales cientos de tareas de bosque, o los ataques del escarabajo Ips calligraphus, coleóptero invasor que taladra hasta la muerte los ejemplares de Pinus occidentalis afectados por el clima en nuestras montañas.
Pese a tener la evidencia en la cara, lobistas y negociantes de la minería, con sus agendas personales abiertas al igual que la de los empresarios agrícolas y acompañados por los hijos de la “revolución”, ¡de la esperanza nacional!, políticos adictos al dinero, siguen con la mirada fija en los yacimientos y valles de la cordillera. Cualquier protesta, es enfrentada sutilmente por los que le hacen el “coro” que, embrutecidos por la opulencia de los depredadores, repiten: ¡es fundamentalismo!, ¡son fundamentalistas! Así le hacen el “coro” al dinero.
Saben que la isla, con una escarpada orografía en el centro, de donde manan las fuentes de agua que nutren los sistemas hídricos para la agricultura y el consumo humano, y que con más de 20 millones de habitantes repartidos en los dos países que la ocupan, con sus ecosistemas en peligro por ese crecimiento demográfico, por el Cambio Climático y por la voracidad de empresarios inescrupulosos, está dramáticamente amenazada, que no resiste la destrucción de Loma Miranda, que los empresarios agrícolas deben seguir fuera de las montañas, que no se deben permitir nuevas explotaciones mineras, mejor cerrar algunas de las que hay, para que no siga el colapso de la isla.