“La suerte está echada”
Julio César
Algo de contexto:
El título de este artículo es un asunto de lealtad con mi profesor de Historia de Roma, Alejandro Bancalari, pues si se enteraba del ya famoso tuit no iba a perdonarme que lo ignore. Y aunque la confusión sobre Roma y su senado nos ha recordado aquello de que los países son mejor gobernados y la democracia es de mejor calidad cuando quienes gobiernan crecieron en casas donde había libros, se hace indispensable subrayar la evidencia de que hay una casa en esta media isla donde "Vidas de los doce césares" de Suetonio no estaba ni junto a La Biblia ni junto al calefón. Eso sí, debo aclararle que el asunto tampoco es tan potente como para que nos pongamos a discutir quién era Pompeyo o si los optimates pueden ser asociados con el Comité Político.
Ahora a lo que vinimos: la ley.
En primer lugar, ya comenzaron los aprestos para la elaboración del reglamento pero no se puede entrar a ese tema del reglamento de las primarias sin hacer algunas anotaciones acerca de la ley. El “streap tease” ya es total y puede apreciarse a simple vista con solo leer o escuchar las opiniones de los grupos de presión mediáticos: a) uno de los voceros y ex integrante de la comisión presidencial para Punta Catalina se alegra fraternal y públicamente de la “canana” que le cayó al hermano y b) en Participación Ciudadana, gracias al artículo “Ley de Partidos: Actitudes, valores y drama de poder”, queda en evidencia que se acabó allí la hegemonía perred(m)eísta. Es que sigue siendo cierta la máxima de que los errores en política se pagan y se pagan caro.
En segundo lugar, la ley PLD(D) – PRD(M) no fue la ley posible, mucho menos la necesaria. Fue la ley previsible acordada por actores que de democracia sienten y saben poco y que ha sido defendida solamente por esclavos de lealtades a imaginarios salvadores y a una maniática adhesión a los “mínimos”.
A un programa televisivo en que se debatía acerca de los errores políticos (de esos que es ahora posible ver en vivo por Youtube) tengo que agradecerle dos conceptos que vienen como anillo al dedo para las ocurrencias locales: la presencia gloriosa y pertinaz de la ignorancia supina (Fernando Atria) y el predominio del “pensamiento táctico” (Alberto Mayol). Los acuerdos que llevaron a los “consensos” en la Cámara de Diputados son la mejor demostración de que uno de los principales problemas que impiden la democracia dominicana es insistir en el escenario “duopólico”. Resulta claro igualmente que toda mejoría seguirá siendo aplazada gracias también a quienes insisten en impulsar ese escenario. Si no lo cree, vea usted lo que ha significado el acuerdo de los partidos del sistema y espere las implicaciones que tendrá.
El PRD(M), se lució exhibiendo su “ignorancia supina”, aquella que según la RAE “procede de negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse.” Lo peor es que ellos no aprenden no solo porque no quieran, es que no pueden, son así. También se lucieron los dirigentes de ese partido haciendo ostentación de su “pensamiento táctico”, es decir “piensan las cosas de a una” y luego descubren con una sorpresa que ocultan que todas las pocas amistades que tenían se les ponen bravas e intentan convencerse y convencer de que todos los demás están equivocados. Deben saber los más experimentados, y aprender los más pequeños, que en política se aconseja desarrollar la habilidad que permite al mismo tiempo “caminar y mascar chicle”. Solo a partir de ese conocimiento podría alguien explicar, por ejemplo, la abstención del PRD(M) en la elección del buffet de la Cámara de Diputados el pasado 16 de agosto. Se trató de una actitud política completamente inexplicable pero que revela donde se encuentran los votos que faltan para aprobar la próxima reforma constitucional.
El último desafío que les queda a quienes leen los periódicos pero no los entienden es la urgencia de una nueva cruzada: alguien debe darse la tarea imperiosa de lograr la unidad de todos los que se han estado organizando para conseguir la unidad. Ya son demasiados, ya están siendo tan extravagantes que las consignas podrían perfectamente ser tres: “Unidad para sacar al PLD” (apóyenme a mi), “Unidad para una alternativa democrática” (sáquenlo no más) y “Unidad de los unitarios”.
Veamos entonces algunos aspectos el reglamento:
Sin duda urge el reglamento de la ley pues se hace necesario explicar cómo, por ejemplo, los partidos que realicen primarias abiertas van a hacer campaña “bajo techo”. Luego me parece una hipótesis perfectamente atendible que TODOS los que hagan primarias, las preferirán abiertas. Los principales portadores de grandes sumas de “ignorancia supina” y “pensamiento táctico” convencidos como están de que el problema era del PLD, van a aprender ahora que “el gas pela” (me lo pueden cobrar).
Sin adentrarnos en polémicas de lógica formal -por los conceptos digo- debe quedar establecido de antemano que primarias no se han hecho nunca antes en República Dominicana. “Nosotros tenemos diez meses en las elecciones, en la convención pasada, diez meses, óyelo bien, en la convención automanejada por nosotros, y…” (Hipólito Mejía), esa no fue una primaria, como tampoco lo fueron las elecciones internas de candidaturas del PLD que terminaron con dos muertos mal contados, o mucho más atrás las elecciones con padrón de la Junta organizadas por el PRSC. Desde que la Ley 33-18 fue promulgada y publicada, las primarias son la modalidad organizada por la Junta Central Electoral para que los partidos seleccionen sus candidatos a cargos de elección popular. Eso deben asumirlo los políticos y los comunicadores para no aumentar ni la desinformación ni el miedo.
Ahora urge comenzar el proceso que reglamente las primarias no solo por el calendario electoral sino porque como la ley está tan mal hecha (ya lo anotamos cuando salió del Senado) establecer los procedimientos será algo muy complejo.
Por esta semana me limitaré a referirme solo al “padrón de la JCE”. Ahora habrá que tener un padrón de la Junta para las primarias y en el cual deberán figurar todos los ciudadanos y ciudadanas mayores de 18 años con la información de si acaso militan en un partido y en cuál. Esa información deberá ser entregada a la JCE en un plazo prudente pues la Junta por primera vez -y alabado sea Dios- deberá eliminar las inscripciones dobles o triples o los inscritos por familiares o amigos. Con la información recogida de esa manera se hará posible evitar que los “socios del country voten en el club Naco” (¿se acuerdan?)
Ese trabajo ya puede comenzar junto con las estimaciones de cuántos serán los votantes. Si la abstención electoral ronda el 40% no me parece exagerado asumir que no participarán en las primarias más allá del 30% de los electores, es decir la mitad de los que participan normalmente en las elecciones y así bastará instalar unos cuatro mil colegios, un 25% de los que se habilitan para las elecciones nacionales, lo que ayudará a su vez a disminuir los cinco mil millones que preocupan tanto a la Junta como a Participación Ciudadana.
La semana próxima seguiremos estudiando algunos aspectos nuevos sobre lo que viene respecto de la participación electoral, sin olvidar que como dice el dicho: “la hezperansa ez lo hultimo ke ze pielde”.