La edición de El negro detrás de la oreja: Identidad racial dominicana, desde los museos hasta los salones de belleza, traducción de Black Behind the Ears: Dominican Racial Identity from Museums to Beauty Shop de Ginetta E. B. Candelario es una noticia que merece celebrarse por todo lo alto. Este libro desde que salió en 2007 se convirtió en uno de los libros más importantes y citados de los estudios dominicanos.
El cuidado y tratamiento del cabello que siempre ha sido un motivo de preocupación para las dominicanas, intriga y asombro de extranjeros, pero también es un tema académico y artístico. En las últimas dos décadas hemos visto varios estudios, a través de medios visuales y escritos, que intentan comprender y analizar las complejas categorizaciones de la textura del cabello dentro de la cultura dominicana o llamar la atención sobre las prácticas discursivas detrás de las técnicas que se utilizan para tratarlo. Las artistas dominicanas Giselle Fiallo y Sahira Fontana ganaron premio en la la Feria de Arte Barceló 2004 con la instalación y cortometraje “POTASA 100% RELAXER”; en el 2008 se estrenó el documental dominicano “Pelo bueno, pelo malo” dirigido por Miguel Parra. Al año siguiente, 2009, la poeta dominicanyork Sussy Santana publica su poemario Pelo bueno y otros poemas
En el ámbito académico, Ginetta E. B. Candelario se une a los artistas mencionados con su original enfoque. La autora traza una historia de la formación de los discursos raciales dominicanos con respecto a la raza y la identidad y cómo los dominicanos se perciben a sí mismos dentro de esas narrativas haciendo uso de la etnografía, la observación participante y la teoría del interaccionismo simbólico, todo ello combinado con una lectura atenta de escritos de viajes, exhibiciones de museos y exposiciones. Analiza estos discursos a través de los usos y técnicas de transformación del cabello combinados con las historias y costumbres que sustentan las normas estéticas que perpetúan el mito del “indio” (indio) como la categoría racial oficial que elude cualquier referencia al “negro” como marcador racial. Para la autora el “indio” como categoría racial está anclada en una serie de prácticas corporales y discursivas que privilegian una “naturalidad” que se alcanza a través de “jalones” y productos químicos e innumerables horas en el salón de belleza.
La escritora aborda de frente la dicotomía “pelo bueno / pelo malo” en la que se atribuye “pelo bueno” a los rasgos blancos y “pelo malo” a los negros, y muestra cómo el tratamiento y las técnicas para alisar el cabello se corresponden con la tecnología del cuerpo que refleja la negrofobia y el indigenismo que conforman la identidad dominicana. En su declaración más importante, Candelario sostiene que el color de la piel no es el factor racial determinante en República Dominicana; lo que define racialmente a una persona dominicana es la textura del cabello.
Este libro abrió un nuevo espacio en los estudios dominicanistas para pensar críticamente sobre la compleja interacción de raza y género en los discursos y prácticas dominicanos al iluminar los lugares en los que se despliega la identidad dominicana: el cuerpo, el museo, la escritura de viajes. Su largo periplo hacia el español será historia de otro momento, ahora nos queda alegrarnos por su llegada al público dominicano.