Apreciado James(Wally) Brewster:

Cortésmente me  dirijo de manera pública por que lo que me mueve ha escribirle, es de interés público y de competencia de todos los ciudadanos preocupados por el bien común y las buenas costumbres en el ejercicio de la administración del Estado Dominicano.

Motivado por las opiniones encontradas en relación a sus reiterados pronunciamientos en relación a temas domésticos y que independienmente se consideren injerencias o no, quiero externarle mi parecer.

En materia de Derechos Humanos y el fortalecimiento dw las democracias, todos los Estados tienen derecho de opinar y promover su consolidación sin que ello implique injerencia. Porque las Naciones Unidas se han comprometido a promover esos valores, y República Dominicana y Estados Unidos, ambos son Estados miembros.

En primer lugar debo decir: No soy pro estadounidense, pero en esta ocasión me toca reconocer que es la primera vez que apruebo y defiendo la gestión de un embajador de los Estados Unidos, estando claro que como potencia mundial que son, hemos sido víctimas de muchas injerencias y ni se diga de las invasiones que han interrumpido la institucionalidad de nuestra débil democracia. Sin embargo, en estos momentos de  crisis institucional que vive el Estado Dominicano y a la sazón de una débil oposición responsable,  frente al desgobierno oficialista, y con la mayoría de los gremios politizados y partidarizados, usted señor embajador, está ocupando ese papel con dignidad, para bien de la sociedad y de nuestro convulsionado Estado, Estado que se aparta cada ves más de la ética, de las leyes, de la institucionalidad que estas sustentan y del mismo estado de derecho.

Respetaría el nacionalismo y el machismo del Cardenal Nicolás López Rodríguez, si fuera en favor de los intereses nacionales o del pueblo en general. Pero, el Cardenal ha estado siempre del lado de los grupos de poder, que por lo general son los sectores más corruptos,  contraponiendo los principios de su iglesia y los pronunciamiento de su líder, el Papa Francisco

No comparto que desde ninguna embajada se promuevan derechos que no contemplan nuestra legislación, pero, en asuntos de ética, de democracia,  de género y de derechos LGBT, acepto la excepción y la respeto. En cuanto a la última de los derechos  LGBT, apruebo que busquen su aprobación legal, porque entendiendo que ello reduciría la promiscuidad y otros conflictos morales religiosos.

Si nuestros funcionarios al frente de las instituciones fiscalizadoras, líderes políticos, líderes sindicales,  líderes religiosos, medios de comunicación y líderes comunitarios; además, cualesquiera  otros organismos que pueda olvidar, no han asumido un ejercicio serio de contrapeso, como fuerza opositora frente al descalabro ético-moral de nuestras instituciones, que se nutren de la corrupción y la impunidad. Bienvenida y agradecida sea la injerencia del embajador Norte Americano. Quien está haciendo más que cualquier dominicano.

Parecería mentira, pero, si esta es una forma de reivindicar a su nación, por los daños ocasionados en el pasado a nuestro país, lo está haciendo muy bien, señor embajador.

El cardenal y su iglesia han hecho protestas, marchas, campañas en temas ajenos a su misión y sin embargo, no obstante, su Papa a orientado y trazado pautas para intervenir en la política y atacar la corrupción, cosa que nuestra Cardenal ha ignorado, lo que lo pone de parte del problema. Respetaría el nacionalismo y el machismo del Cardenal Nicolás López Rodríguez, si fuera en favor de los intereses nacionales o del pueblo en general. Pero, el Cardenal ha estado siempre del lado de los grupos de poder, que por lo general son los sectores más corruptos,  contraponiendo los principios de su iglesia y los pronunciamiento de su líder, el Papa Francisco.

Debo confesar, que me siento extraño al escribir, como si fuese un pro estadounidense, pero, soy una persona transparente y expreso con sinceridad mis pensamientos al momento de escribir a mis lectores, a los que respeto y les digo la verdad sobre cualquier cosa. Excepcionalmente, somos testigos de que funcionarios de poder como es el caso del Señor Wally, esten a favor de las causas justas, por lo que en esta ocasión, considero un acto de justicia recocer la sobresaliente labor en favor de la seguridad jurídica, la ética y la transparencia en la administración púbica, que ha venido desempeñando él embajador
estadounidense James(Wally) Brewster.

Con admiración y estima se despide un ciudadano comprometido con la integridad en la administración pública y en la vida social; que ama sobre todas las cosas la República Dominicana.

JuanTomás Taveras

Dios les bendiga siempre.
RescateRD.org.do