Señor Presidente:
Como cada año, en especial aquellos en los que se eligen los bufetes de la Cámara de Diputados, me veo obligado a escuchar las declaraciones mediáticas (requeterrepetidas) que usted da sobre la carestía de los libros de textos escolares.
¡Bien! Qué gallito se ha dado el pollito.
La primera vez que le escuché, hace algunos años, no niego que le creí y esperé esperanzado, la solución parida por ese organismo que usted dirige, modelo de cultura patriótica. La NADA calmó con el transcurrir de los meses y de los años, mi sensación de espera. Cumplidos doce meses desde el año pasado, vuelve el canto del gallito, quien de manera “firme y decidida” declara en “Sesión Permanente” al organismo que dirige para buscar la “Solución al problema que afecta cada año a miles de padres de estudiantes de colegios privados” y por qué no, de paso, mencionar los de las escuelas públicas.
Señor Gallito: Su canto desde la encumbrada posición que le sostiene, no es la forma mediante la cual se va a resolver el problema de los libros de texto, éste es un caso serio que amerita reformar algunas leyes, tomar medidas drásticas y darle seguimiento permanente; desgraciadamente la única vez que esto se tomó en serio fue cuando Danilo presidió ese organismo y aprobó una ley que protegía la Industria Gráfica.
El escándalo mediático no va a resolver nada. Ejecute como un verdadero gallito y no como un pollito pelón.
¡Ah! Por favor no diga que no se puede!.
Hasta el año que viene, cuando volveré a enviarle esta carta más ampliada.