Circulan rumores de que funcionarios del PLD al frente de las finanzas publicas estarían buscando el apoyo del PRD y el PRSC, para que juntos asuman el compromiso de realizar otra reforma fiscal que tratan de disfrazar con la palabra "eliminación de exenciones" a las que califican de improductivas o que no generan beneficios para el país. Obviamente, entre ellas se encuentra el ITBIs, que no se cobra a cientos de bienes de amplio consumo popular y que representan el 60% de los RD$108 mil millones que cuestan dichas exenciones en términos fiscales.
Esa ley es vital para resucitar el acuerdo con el FMI y venden la idea de que sin eso, el país se hunde y el próximo gobierno pagará las consecuencias.
Por eso quieren meterle el guante a la Ley de Competitividad e Innovación Industrial 392-07, eliminando muchas de las exenciones vigentes y llevarse por el medio algunos bienes que no pagan ITBIs. Esta ley convirtió a la Dirección de Fomento Industrial en un organismo denominado ProIndustria, que juega varias bases al mismo tiempo.
Los primeros pasos ya se dieron hace unos meses cuando pasaron a la DGA el cobro del ITBIs, lo cual viola la referida ley y aumenta los costos para las empresas. Esto se hizo buscando dinero por adelantado para cumplir las metas del Stand By en la cuarta revisión del acuerdo con el FMI en agosto pasado.
Más recientemente y mediante el decreto 162-11, se transfirió al Ministerio de Hacienda la administración de los procedimientos para los tramites de exoneración, funciones que estaban asignadas a la DGA y la DGII, decisión que mueve a muchas sospechas.
El consenso que se busca para aprobar una nueva reforma tributaria, es evitar que ese problema le caiga solo al PLD y su gobierno. A cambio, le prometen al PRD que de apoyar dicha reforma y si llegan al poder, encontraran un congreso opositor más benevolente. De lo contrario, recibirán candela por arriba y por abajo.
El problema es que el PLD jamás cumplirá su palabra, porque eso está contra su propia naturaleza. Su benevolencia en el Congreso estará en función del precio que le paguen por sus servicios y como lo tienen todo bajo su control, es difícil alcanzar un precio razonable.
Extorsionaran al próximo gobierno hasta exprimirlo, creyendo que con eso llegaran más fácilmente al poder en el 2016 de mano de su caudillo Leonel Fernández. Apuestan a otra crisis como la del 2003, aunque con ello paralicen el país y hundan la economía.
Pero hay otras variables, que en su modelo desestabilizador, los peledeistas no toman en cuenta. Una de ellas (las demás hay que guardarlas en una caja fuerte), es que jamás será lo mismo ahora que en el 2000, cuando el gobierno de Hipólito Mejía trató de minimizar la gravedad de la situación financiera del país y de la banca, heredada del gobierno del PLD para evitar un escándalo mayor y una imprevisible reacción popular.
Ese costo se pagó dos años después con la crisis bancaria del 2003, que nadie quiso entender donde tuvo su origen y quien la fomentó, aunque todo el peso de esa crisis y su costo político recayó únicamente en el gobierno de Hipólito. Si esas denuncias se hubieran hecho en los primeros 100 días del Gobierno de Mejía, otro gallo hubiera cantado, aunque aún no se conocieran los detalles de la famosa doble contabilidad de algunos bancos para esconder sus fraudes y fechorías. Ahora será totalmente diferente si el PRD alcanza el poder porque nada ni nadie evitará que el país conozca cada detalle de los desmanes cometidos por el gobierno peledeistas en estos últimos 8 años, no importa de donde vengan.
El otro punto, es que jamás el PRD puede comprometerse a eliminar exenciones a los sectores productivos cuando estos son castigados con la energía más cara del mundo, con la corrupción imperante en la administración pública, con el costo que representa el pago de ITBI por adelantado, con los precios abultados de los combustibles debido a los impuestos y con una tasa de cambio artificial y represada por el Banco Central que está ahogando al sector exportador. Esto sin contar otros obstáculos institucionales y legales.
Igualmente es un crimen eliminar exenciones al ITBI de bienes alimenticios en este momento, cuando todo está por las nubes y la inflación roza el 4% en los primeros 3 meses del año.
¿Más impuestos para un gobierno corrupto, derrochador, clientelista, abusivo, violador de las leyes y la constitución y que se aferra a un modelo económico que fomenta la pobreza, el desempleo y la inequidad? Estaríamos locos.
Esto es lo que el FMI jamás ha entendido. Seguir con su modelito econométrico para cuadrar la cuentas del gobierno, olvidándose de la podredumbre que carcome sus entrañas, está llevando a este y otros países a la hecatombe económica y social. Es hora de que el FMI amplíe su visión.