Aquella noche de abril del 1987, Mateo Morrison, aunque sonriente, lucía nervioso. No era para menos, pues mucho de lo acontecido esa noche, lo tendría a él como principal gestor. En el salón principal de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, seis jóvenes que se hacían llamar poetas (que no poetisas), pertenecientes al recién estrenado “Segundo Círculo de Mujeres Poetas”, presentarían por primera vez sus poemas ante un público diverso, escéptico, curioso y tan numeroso que una buena cantidad de personas se vieron obligadas a permanecer de pie.
Juan Bosch entró puntual en compañía de su esposa Carmen. Ambos llegaban a la actividad en calidad de escritores, sin escoltas ni la parafernalia típica de los políticos, y apenas precedidos por la presencia casi invisible del tímido asistente de Bosch por ese entonces. Morrison los recibió de manera respetuosa pero sin mucha rimbombancia ni rigideces, sino más bien como se recibe a un par de amigos queridos que vienen a cenar a casa, mientras Marianela Medrano, Yrene Santos, Ylonka Nacidit Perdomo, Nelly Ciprián, Mayra Gutiérrez y yo, permanecíamos de pie en espera de ser presentadas ante el gran maestro. Para nosotras, se trataba de un verdadero bautizo de fuego.
Esa noche de estreno, fue de nervios, manos sudorosas, poemas atrevidos, rostros gratamente sorprendidos, y otros no tanto, pues se resistían a admitir que algo mínimamente trascendente pudiese estar germinándose en aquella sala. No faltaron los que a partir de entonces se acercaron a nosotras con propuestas no tan literarias como parecían; a su modo de ver, si una joven de 23 años de edad se atrevía a celebrar poéticamente su cuerpo en público, significaba que quería irse a la cama con alguien, por lo que su poema no era más que un grito desesperado para que ese deseo fuese urgentemente atendido por el primer idiota disfrazado de “intelectual” o “poeta cortazariano” que se le cruzara en el camino. En ese sentido también, aquel fue un bautizo de fuego: por primera vez, el mundillo literario dominicano se abría ante nuestros ojos nóveles con todos sus misterios, intrigas, animales pre-históricos, cacatas y alimañas.
A ese primer recital le sucedieron otras lecturas poéticas en diferentes lugares del país, desde el viejo salón del ayuntamiento en San Pedro de Macorís, hasta la pista de baile de una discoteca en Santiago, pasando por las aulas de la extensión de la UASD en Barahona o las lecturas poéticas organizadas por Silvano Lora en la calle El Conde. Fue un tiempo de mucho crecimiento del que cada una conserva en la memoria interesantísimas anécdotas, dignas de ser recopiladas en un libro que serviría para colocar una pieza importante dentro del rompecabezas de la historia literaria dominicana contemporánea.
En la actualidad, de las seis que nos tiramos formalmente al ruedo la noche de aquel primer recital, cuatro permanecemos escribiendo y publicando. Es el caso de Ylonka Nacidit Perdomo, Marianela Medrano, Yrene Santos y yo.
Veinticinco años después de “Al iniciar la primavera” (aniversario que pasó sin pena ni gloria para los estamentos literarios dominicanos), Marianela Medrano, Yrene Santos y quien escribe, tuvimos la alegría de reencontrarnos, poesía en mano, en Connecticut, durante Confluencia, serie de lecturas literarias organizadas mensualmente desde el 2008 por la poeta Medrano.
Otra acción en contra del olvido, ha sido la reciente publicación de una entrevista conducida por la periodista Zaida Corniel, en Contratiempo, revista de arte y pensamiento editada en Chicago. En esta entrevista, conversamos con Medrano y Santos, sobre ese tramo de vida con el que iniciamos nuestro trayecto literario. El número 101 de Contratiempo correspondiente al presente mes de febrero trae también en las secciones Dossier y Deshoras, artículos críticos sobre estas y otras autoras dominicanas residentes en los Estados Unidos como Josefina Báez, Rebeca Castellanos y Annecy Báez, así como poemas de la autoría de estas escritoras.
Para accesar a la edición 101 de Contratiempo: http://issuu.com/contratiempo/docs/contratiempo101