¿Por qué la obstinación del doctor Roberto Rosario Márquez y del Partido de la Liberación Dominicana en mantener al Ingeniero Franklin Frías en la dirección del Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral? ¿Para qué es tan importante mantenerlo en esa posición? ¿Responde ese empecinamiento a expresiones que éste haría en un círculo muy íntimo donde afirmaría estar dispuesto a renunciar, pero luego de terminar "un trabajo muy importante en la JCE"? ¿Cuál es ese "trabajo"? Cuando Miguel Ángel García renunció, dijo que existía un centro de cómputos paralelo en la JCE. El "trabajo" que Frías hace en la JCE ¿Tiene que ver con esa información?
Exista o no ese supuesto centro de cómputos, la información merece la máxima atención. Sin embargo, la indiferencia y el silencio que mantuvo el Presidente de la JCE por un largo tiempo, antes de reunir el Pleno para conocer el caso o buscar una solución, crea una justa sospecha en cuanto a ganar tiempo para algún "trabajo" que se esté haciendo con fines inconfesos, pero sospechados. La cancelación del Sr. Franklin Rosa en la Junta Municipal de Santiago para colocar en su lugar a un incondicional (Alberto Hernández Estrella), agregó más suspicacia al impase en la JCE.
Franklin Rosa fue despedido sin dar ninguna explicación de por qué se tomó esa medida. Posteriormente, un miembro prominente del PLD en Santiago reconoció públicamente que él pidió a las autoridades electorales locales que cancelaran Rosa "porque es perredeísta". El PLD fue complacido en la JMS en una petición similar a la que hace el PRD a la JCE con respecto a Franklin Frías. Queda obvio que al PLD sí se le puede complacer en lo que pide al organismo electoral pero no al PRD, el principal partido de la oposición.
La prepotencia campea en la actitud del Presidente de la JCE. Ante la grave información del supuesto centro informático que funcionaría irregularmente dentro de la JCE, dada por quien estuvo una alta responsabilidad en el Centro de Cómputos oficial, ameritaba que se investigara de inmediato esa inquietante denuncia, pero es posible que el Presidente de la JCE tenga un ego tan elevado que piense que no está en la obligación de responder ni siquiera cuando se le cuestiona tan seriamente ¿Es el mismo autoritarismo del Secretario General del PLD cuando sostiene que el poder "no se desafía" ni se cuestiona? Ignora que en democracia, el verdadero poder está en los representados, no en los representantes y servidores públicos.
Las dudas, la arrogancia y la parcialidad, no contribuyen a despejar los "antiguos fantasmas de fraude", porque no aportan transparencia al proceso electoral, sino una marcada inclinación desde la JCE a los propósitos del partido oficialista. Rosario Márquez ha demostrado un reconocido nivel de eficiencia en el trabajo que ha hecho en otras funciones electorales, sin embargo, debe recordar que por lo que hizo en el pasado, no es un hombre serio per sé, tiene que seguir demostrándolo ahora en la función más importante de su vida. Tiene el futuro de la democracia dominicana en sus manos y si está dispuesto a poner en juego su reputación por las decisiones que tome o deje de tomar, la nación está muy pendiente de que éstas sean las que garanticen el respeto a la voluntad de su gran mayoría.
Rosario Márquez fue sugerido a la JCE por el PLD y está recibiendo el apoyo de ese partido en la actitud de no sacar del escenario al señor Frías. Argumenta la independencia de la JCE y excluye la mediación partidaria, pero lo que se percibe es una exclusión unilateral ya que el PLD aprueba a ese funcionario y parecería que por alguna razón se ha puesto de acuerdo con esa organización para mantenerlo en su puesto.
En aras de mantener la confianza y credibilidad en su labor, lo sensato es que Roberto Rosario sea más consecuente con los requerimientos de la organización política con la cual nunca ha estado vinculado. Por lo menos, debía guardar las apariencias, ser más prudente y no identificarse tanto con las posiciones del PLD. Él actúa como si no le importara que la gente piense de esa manera.
Ante esta situación tan seria , el PLD y la JCE no deben contribuir más a la crisis diciendo que Hipólito "fuñe la paciencia" cuando pide transparencia, dándole un boche a Agripino Núñez porque hace una observación con sensatez o refugiándose en el poder de la supremacía que tiene el oficialismo sobre la JCE. Si el PLD quiere retener el poder debe conseguirlo en un proceso transparente y la reticencia que demuestra el Presidente de la JCE, indica todo lo contrario. El PRD, en la oposición, tiene justas aspiraciones de alcanzar el poder y no tiene forma de obtenerlo que no sea en buena lid, solo puede aspirar a que las elecciones se hagan en un clima de transparencia.
Además del Poder Ejecutivo, el PLD decide sobre todas las instancias de poder; Justicia, Legislación, Electoral, etc,. Con una actitud renuente del Presidente de la JCE para atender el cuestionamiento que hace el principal opositor al partido gobernante en un momento en que está en juego el desplazamiento o continuidad en el poder de la fuerza política con la cual se le conocen vínculos primarios, deja mucho qué pensar la obstinación en mantener el criterio que solo favorece el oficialismo. No hay derecho a poner en vilo nuestra frágil democracia solo por un falso orgullo o por todo lo que puede haber detrás de no atender la petición de varios partidos de oposición, de la sociedad civil, la iglesia y un amplio sector de nuestra sociedad.
Está en entredichos si estamos ante un funcionario que no se doblega ante presiones para ejercer su autoridad en forma independiente o ante un Presidente del máximo organismo electoral del país, que demuestra un absurdo autoritarismo o está supeditado a los intereses de una de las fuerzas contendientes en un proceso electoral, el cual, es responsable de conducir con independencia, justicia y equidad.
Como algunos desaforados alegan, ni una supuesta anticipación a resabios luego de una improbable derrota, una infundada preocupación sobre pasados fantasmas de fraudes y mucho menos, un tratar de incidentar un proceso electoral en el cual se cifran tantas esperanzas de triunfo, pueden ser los motivos de la actitud de la organización perredeísta. Existen razones de justa preocupación para este partido y su candidato.
Nadie sensato puede inferir que la petición del PRD busque otra cosa que no sea la absoluta limpieza en el resultado final de las elecciones. Este partido no tiene forma de pretender ningún beneficio oculto. Su único requerimiento es transparentar un proceso cuya alteración de resultados, solo es posible ejecutarla en su perjuicio. Con una mínima representación en el tribunal electoral, nada con parcialidad a su favor puede decidirse o tramarse en su consenso. En cambio, de un organismo electoral dirigido y controlado por un afecto al oficialismo que no transparenta denuncias ni rectifica entuertos, sí se puede esperar que se produzca alguna indeseable irregularidad en el resultado final de unas elecciones.
Roberto Rosario Márquez está en la obligación histórica de despejar cualquier duda en el actual proceso electoral. La solución del conflicto está en sus manos.