El poderoso CP del gobernante Partido de la Liberación Dominicana urge mirarse al espejo para enderezar entuertos que socavan la existencia de la organización. Aunque los principios fundacionales se esfumen cada día, como si nacieran en 1973 con obsolescencia programada en sus genes, aún hay tiempo –no mucho– para evitar el naufragio porque, al final de la jornada, solo “morirán” miles de viajeros  dignos: los “hijos de Machepa”. Los pudientes están blindados.

Y el más importante de los problemas en la coyuntura es el cumplimiento de su contrato ante la sociedad y entre ellos mismos: no reelección del actual presidente.     

Sin embargo, a un año de las elecciones, la mayoría de sus 34 integrantes dice a diario que el vigésimo transitorio introducido en la reforma de junio de 2015, es inconstitucional porque afecta “a una sola persona” (Danilo Medina).

El artículo en cuestión, establece: “En el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período, ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”.  https://listindiario.com/la-republica/2018/08/31/531152/tc-declara-inadmisible-accion-contra-vigesima-disposicion-transitoria-de-la-constitucion.

Tal dispositivo es el resultado de un consenso orientado por el mismo CP,  para solucionar la aguda crisis interna y justificar la reforma de junio de 2015, habilitante de la repostulación del presidente Medina para las elecciones de 2016.

El candidato presidencial y presidente del partido, Leonel Fernández, quien había sido sometido a una monstruosa campaña sucia con el objetivo de sacarle del escenario, volcó sus fuerzas a favor de Medina, y el partido morado ganó los comicios en primera vuelta (62%).

CUENTO PARA NIÑOS

Los miembros del influyente organismo son profesionales considerados competentes, curtidos en la política. Así que su estrategia para solucionar la grave crisis de aquel momento, brotó de su luenga experiencia, no del aire. Y resultó efectiva.

Verlos ahora, alegando en los medios de comunicación que el vigésimo transitorio (de su factura) es una violación al derecho de Medina a repostularse y, por tanto, el Congreso debe eliminarlo, hace pensar en un atentado flagrante a la inteligencia y la memoria de los dominicanos.

Se trata de un argumento pueril, como pueril, la justificación de una nueva reforma con un rejuego de palabras de muchachos liosos. Repiten: “Medina ha sido candidato solo dos períodos, y Leonel, tres”.

Pero, en realidad, los dos han tenido las mismas oportunidades. La diferencia está en que el presidente actual perdió de Hipólito Mejía en el 2000 y ha ganado los cuatrienios 2012-2016/2016-2020, mientras LF está invicto (1996, 2004, 2008). Un líder está impedido por la Constitución, y el otro, no. Y ese otro, otra vez, es candidato presidencial puntero, el mismo de hace cuatro años.

El uso de subterfugios de ese jaez para violar la palabra empeñada y forzar de nuevo la repostulación del mandatario, quizás le luzca a mucha gente, pero jamás al súper poderoso CP del partido fundado por el profesor Juan Bosch, un referente de honestidad y ética.

Botar la credibilidad  por un despeñadero es inaceptable porque todavía hay miles en el PLD y en el país que creen en mirarse a los ojos y jurarse fidelidad, honradez. Aún hay miles que prefieren morir antes que claudicar a los principios. El CP tiene que ser garante de ellos, sustentando la verdad aunque duela. Porque sin ellos, no habrá PLD y, por tanto, no existirá Comité Central, ni Comité Político. Mucho menos, espacios para dirigir en los poderes del Estado y emplear a 600 mil o 700 mil personas.

El presidente Medina afianzaría su liderazgo y alargaría su fructífera vida política si en este convulso momento adopta una decisión  que se distancie de la imposición irracional del poder y del coro de alcahuetes que “no ven más allá de la curvita”.

Él ha sabido irse sin manchas mayores para volver remozado. Y esa parece ser la ruta más despejada, hoy. Irse para volver. La otra luce preñada de incertidumbre y, tal vez, lleve al caos.