El tema del aislamiento en el sentido amplio de la palabra es un asunto más común en otras latitudes distantes de nuestro trópico. No sólo nos toca de lejos el aislamiento térmico propio de lugares templados sino incluso el aislamiento acústico de aplicación – vamos a llamarlo así- doméstica. Abordar el tema de la protección térmica de nuestros edificios sería un interesante enfoque para ver en otro momento, tomando en cuenta que no sólo podríamos aislar de frío sino también del sobrecalentamiento, aunque nuestra realidad pasa más por ventilar bien los espacios.
De toda la vida el tema de los ruidos ha sido recurrente en nuestras ciudades. Dada nuestra idiosincrasia muchas veces es difícil evitar los sonidos del vecindario, alguien que taconea en el piso de arriba o el pregón de la mañana de domingo.
¿Qué es el sonido y cómo se transmite?
El sonido en física se define como una alteración del medio que produce cambios de presión, cuya unidad de medida es el decibelio (dB), y que es captado por el oído humano en forma de vibraciones. Cuando hablamos del medio físico puede ser líquido, sólido o gaseoso y por estos viaja el sonido. Haciendo una descripción gráfica, el sonido (ruido en nuestro caso) diríamos que incide sobre una superficie dada, se refleja o proyecta, se absorbe una parte y se transmite otra. Para detener el sonido se interpone una barrera que lo bloquea. Al referirnos a absorción acústica estamos hablando de la amortiguación de esas ondas en el interior de un recinto.
El hormigón, el vidrio, el metal, los azulejos, la piedra (materiales duros) reenvían el sonido, mientras que las alfombras, cortinas, textiles en general, superficies esponjosas, etc. (materiales blandos) absorben el sonido. Con estos últimos lo que sucede es que al amortiguar las reflexiones obtenemos una sonoridad menos resonante, más agradable y matizada.
El Ruido en los edificios
El ruido, ese sonido desagradable para nuestros oídos se puede transmitir por aire, por impacto, e incluso por los dos (alguien taconeando en el piso de arriba) que es una combinación muy común. El ruido aéreo, como bien indica el término, viaja por el aire propagándose por los elementos de cerramiento de los edificios. El ruido de impacto que genera vibraciones en las estructuras de la construcción (por la rigidez de las mismas) y las convierte en una especie de foco sonoro, se produce por golpes de objetos contra alguna superficie, por desplazamientos o incluso por las instalaciones de los inmuebles, viajando luego también por el aire.
Para solucionar este problema se aborda primera la naturaleza que los diferencia, es decir si es ruido aéreo o ruido de impacto, pero el objetivo es el mismo: determinar el ruido que puede pasar a través de los elementos constructivos e interponer masa (y/o elementos absorbente/aislantes) entre la fuente emisora y el receptor.
Diferenciando conceptos tenemos que el aislamiento impide la propagación del ruido o energía acústica que eventualmente incide sobre él; y con el material absorbente se procura transformar una parte de la energía incidente.
Llegados a este punto concluimos que aislar acústicamente un recinto o algo en particular es proporcionar a este algo o recinto, una protección contra la transmisión del ruido generado/emitido por una fuente y que es captado en el lugar donde se desea cierto silencio. En otras palabras mientras la sociedad se educa y aprendemos a ser menos ruidosos, podemos acondicionar nuestro entorno inmediato para esa deseada tranquilidad.
Según el poeta estadounidense Oliver Holmes: "El ruido de un beso no es tan retumbante como el de un cañón, pero su eco dura mucho más." Nosotros preferimos el primero.
Continuaremos….