La ministra de Salud Pública, Taty Guzmán, ha dado por segura la llegada en cualquier  momento del Zika al país, por la forma en que el virus se propaga y debido a su avance reciente en la región. Con tiempo ha comenzado a alertar al país y a la opinión pública sobre la necesidad de aunar los esfuerzos de todos, para enfrentar esta nueva prueba sanitaria. Incluso ya logró el concurso del Colegio Médico Dominicano (CMD), bajo la nueva presidencia del Dr. Waldo Suero.

Según Wikipedia, la fiebre Zika es una enfermedad relativamente nueva, ya que este virus fue identificado por primera vez en 1947 en los bosques de Zika, en Uganda, causando daños a seres vivos desde hace varias décadas. Al principio, mediante una difusión lenta, pero en los últimos años, con mayor celeridad.

Ya ha burlado la vigilancia sanitaria de casi la mitad de los países de Latinoamérica. En mayo pasado, Brasil informó oficialmente sus primeros 16 casos, con una muerte, y desde entonces su avance ha sido vertiginoso. A pesar de las advertencias y de las medidas, ya 9 países de América Latina han confirmado su presencia: Brasil, Chile (en la Isla de Pascua), Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Surinam y Venezuela. Otros están en proceso de verificación.

Parece que también la naturaleza se ha empeñado en evidenciar antes las autoridades nacionales las limitaciones y debilidades del sistema sanitario, y en particular, la insuficiencia y deficiencia del gasto público en salud. Primero tuvimos que enfrentar la chikungunya y poco después, el dengue, epidemias que causaron cientos de muertes, miles de enfermos y gastos millonarios en asistencia médica y medicamentos, lacerando especialmente a los hogares más pobres e indefensos.

El Zika es similar al dengue, a la fiebre amarilla, al virus del Nilo Occidental y a la encefalitis japonesa. Sus principales síntomas son fiebre, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular y de las articulaciones, inflamación de las manos y los pies, conjuntivitis, erupción en la piel y en todo el cuerpo. Con menos frecuencia se presentan vómitos, diarreas, dolores abdominales y falta de apetito.

Ante cualquiera de estos síntomas, lo más recomendable es acudir de inmediato al médico. Todavía no existe una vacuna ni un tratamiento específico para el Zika. Los médicos aconsejan  tomar acetaminofén o paracetamol para controlar la fiebre, y además, descansar y tomar mucho líquido. No se recomienda el uso de aspirinas por el riesgo de sangrado.

Es necesario alejarse del paciente al menos durante la primera semana para evitar contagios. Esta enfermedad puede ser severa en niños, mujeres embarazadas y en envejecientes, grupos que requieren de mayor vigilancia y de medidas especiales. Salud Pública favorece el uso de mosquiteros, insecticidas y ropas que cubran las extremidades.

Queda claro que este mosquito crece y se desarrolla en ambientes hacinados, con falta de higiene, mal manejo de los desechos, deficiente suministro de agua y falta de desagües. En pocas palabras, que las zonas y hogares de menores ingresos son las de mayor riesgo e incidencia, por lo que las autoridades deberán extremar las acciones en esa población.

Como el Zika se transmite tras la picadura del mismo mosquito que causa el dengue y la chikungunya, al menos esta vez tenemos la ventaja de contar con las experiencias anteriores. De todas formas, para evitar mayores consecuencias en enfermedades contagiosas y vidas humanas, Salud Pública deberá contar con mayores recursos presupuestarios y logísticos. Y con el apoyo de todos.