Siempre me ha llamado la atención la irresponsabilidad con la que en nuestro país se aborda el tema haitiano, pues suele usarse como estrategia, no como asunto de prioridad nacional que hay que resolver; y me parece preocupante porque lo que se intenta no es aportar a la solución del problema, sino crear una situación de neurosis colectiva. El gobierno y todos los sectores de poder de este país tienen muy claro que el único tema capaz de sacar del medio los escándalos que en estos momentos afectan su imagen es el tema haitiano. De ahí que el tema ha cobrado titulares en la prensa con la intención de quitarle impacto a la marcha verde del 16 de julio.

 

Para ello se han publicado situaciones que son verdaderas tragedias como el caso de un haitiano que mutiló las manos a una jovencita porque no quiso tener una relación con él, un video de una haitiana loca que defeca en la calle, un video de unos supuestos haitianos que tienen un t-hshirt donde dice que están tomando nuestro país, un titular en primera plana de un periódico donde se habla de una inmigración sin control o una noticia de unos haitianos que supuestamente violaron una jovencita en la comunidad de Madrid en Villa Tapia. La mejor manera de entender que esto es una estrategia es preguntarnos ¿Cuál ha sido el desenlace de cada una de esos casos?

 

Eso es irresponsabilidad. El problema haitiano es delicado y hay que buscarle una solución definitiva, pero no asumiéndolo como estrategia de distracción, sino como problema real. Aquí la situación es que la solución de este fenómeno significa afectar muchos intereses que el gobierno teme.

 

La población se queja, y con razón, de la cantidad de haitianos que hay en el país, pero ya no es un fenómeno exclusivo de haitianos, sino de venezolanos, cubanos, chinos, entre otros países que están emigrando hacia República Dominicana, pero a nuestro pueblo solo le preocupa Haití.

 

Los demás inmigrantes también afectan la mano de obra dominicana, pero a nosotros solo nos importa Haití. El país ha permitido que el tema se vuelva más complejo porque hoy en día tenemos haitianos en las fincas de grandes millonarios, en las construcciones, en la vigilancia de grandes residenciales, en el trabajo doméstico, en empresas coqueras, vendedores ambulantes de diferentes productos ¿y quién tiene la culpa de eso? Los migrantes salen a otros países buscando mejores condiciones de vida, inclusive nosotros mismos nos vamos a otros lugares, quien debe tener sus reglas claras es el país receptor.

 

El problema haitiano se resuelve con políticas migratorias claras y eficientes, con control en la frontera por militares que no se presten a la corrupción y estableciendo reglas de juego para las empresas que los traen a trabajar al país. Pero como ningún gobierno quiere tirarse a empresarios en contra, prefieren crear esta bola de nieve con el único interés de distraer, no de solucionar.

 

Y mientras esto sucede le variaron la medida de coerción casi a todos los implicados en el caso Odebrecht y en fin de semana para que tampoco hubiera reacción de la sociedad. La magistrada Miriam Germán desnudó una trama presentando las falencias de los expedientes de los implicados, lo que hace pensar que todo esto es una teatralidad como sucedió con Felix Bautista. Eso es precisamente lo que buscan, por eso digo a viva voz: ahora es que hay que marchar.