Los niveles de delincuencia en nuestro país son generados por la política de exclusión, falta de oportunidad y desesperanza, todos los días miles de jóvenes se levantan con el sueño de poder avanzar, ser doctor, abogado, ingeniero y hasta astronauta que fue de seguro el sueño de la mayoría de todos nosotros en nuestra infancia, sueños que fueron desapareciendo con la llegada de la pubertad en el mejor de los casos, en algunos siendo unos niños, el día a día le mostró que con sus condiciones de vida no era posible alcanzar esas metas.

Los barrios de la zona Norte del Distrito Nacional registran la mayor tasa de jóvenes que delinquen, la mayor tasa de deserción escolar, desempleo y un sin número de estadísticas más que demuestran la miseria que se vive en ellos.

Muchos hablan de la responsabilidad de la familia a la hora de que un hijo "caiga" en las garras de la delincuencia, pero analicemos el siguiente escenario:

Juan y María son una pareja de esposos, ambos tienen 3 hijos, Anthony de 7, Deivis de 12 y María Isabel de 13 años. Esa familia vive en el barrio Capotillo, en una casa de dos habitaciones. La pareja de esposos trabajan, Juan es conductor de una guagua de transporte público, María trabaja de secretaria en una empresa en la zona industrial de Herrera, donde cobra 10, 000 pesos mensuales, Juan sale a las 4:45 am de su casa para buscar la guagua y María se levanta a la 4:00 am para preparar la comida de ella, Juan y sus 3 hijos y salir a las 5:45 para poder llevar a las 8 en punto a su puesto de trabajo debido a los largos tapones que se producen en la capital.

María sale a las 5:00 de la tarde de su trabajo y parte corriendo a la UASD a tomar clase de la carrera de contabilidad, la cual se vio obligada a detener por los embarazos, Juan también estudiaba en la UASD la carrera de derecho, la cual dejo en el 7mo semestre, el conductor de guagua da su última vuelta a las 9:00 de la noche y llega a su casa pasada las 10:00 PM, al igual que María que sale de su última clase más o menos a las 9:30 PM.

María llega a casa a preparar la cena, ella va desesperada para evitar que los niños se duerman sin cenar. Esa son algunas de las cosas que envuelven la rutina diaria de esa familia, pero todo no termina ahí, luego de que los niños se van a la cama, la pareja de esposos continua su trajín, ella prepara la comida que dejaran para que los niños coman a llegar de la escuela, de su parte Juan se encarga de tomar el agua potable, llena los 3 tanques y cinco cubetas que tienen para almacenar agua, ambos terminan más o menos pasado las 11:00 PM, se van a la cama con un agotamiento extremo, algunas ocasiones tan cansados que no tienen fuerzas ni para desearle uno al otro lindos sueños, en las ocasiones que deciden sostener relaciones, la realizan con un extremo cuidado, debido a que la casa no es muy grande y hasta la respiración se escucha entren una casa y la otra. 

Al analizar la rutina diaria y realidad de esa familia, podemos sacar varios elementos que nos arrojan algunas de las causas que ayudan a crear las condiciones de varios problemas que nos afectan socialmente.

Esta realidad vivida por esa familia, nos puede llevar a realizarnos una gran cantidad de preguntas, a mí me llevo a realizar algunas: 

¿Pueden esos padres tener una relación de calidad con sus hijos? 

¿Con qué tiempo y fuerza los padres pueden verificar el comportamientos de sus hijos? 

¿Los padres pueden tener una buena relación de pareja? ¿Tener una relación de pareja sexualmente activa? 

¿Tienen las condiciones ellos de integrarse en las actividades comunitarias o sociales?, dígase, junta de vecinos, clubes, padre y amigos de la escuelas y demás.

¿Están ellos realmente criando sus hijos, cuando ellos pasan más tiempo en la calle que junto a los mismos?

¿Pueden lidiar esa familia por si sola con el estrés que genera este tipo de realidades?

 "No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma".  Jiddu Krishnamurti