Quien no quiere pensar es un fanático;
Quien no puede pensar es un idiota;
Quien no osa pensar es un cobarde.
F. Bacon.-
Enteramente amurallados, perdidos en vanidades faranduleras o crueles, insensibles y camufladas realidades, de esta manera nos han llevado a creer que estamos viviendo y claro está, dependiendo de quien juzgue esta situación nacional. Leo los medios al igual que muchos, porque siempre hemos estado y estaremos en campaña política, como una costumbre maldita que no hay ley -creada por los mismos políticos- que la detenga o le ponga orden, ya que los llamados hacerlo, de una u otra manera forman parte del mismo entramado, sea por favoritismo, clientelismo o fanatismo, eso, precisamente, es lo que nos ha llevado a un estado de incredulidad que aun y digan o hagan lo correcto, subyace siempre la duda.
No creía pero ante tanta manifiesta realidad, me he inclinado por reconocer la existencia de la resurrección, con clara inclinación a lo malévolo, cruel y engañoso. Observando el panorama que nos presentan los políticos y sus partidos con artificiosas estrategias y marketing, podemos asegurar la reencarnación múltiple del triste y celebre Maquiavelo. Todo esto los ha llegado a creer que en realidad son “El martillo del mundo”; “El azote de Dios” y que “donde su caballo pisa no vuelve a crecer la hierba”, al estilo de Atilas, rey de los Hunos.
El avasallamiento con la publicidad ha sido de tal magnitud en todos los medios habidos y por haber, que resulta inaudito el cómo no aparece una brecha en los medios sin encontrar el nombre o la figura del “Encargado Designado”. ¿El gasto? Bueeeno, hasta ahora lo que se puede apreciar, es que el mismo pasara a la historia como la madre de todas las acciones políticas de campaña donde el gasto y lo que eso podría implicar en lo mediato o un futuro no muy lejano, simplemente no importa, siempre y cuando se imponga el resentimiento aunque al mulo que le pongan la pesada carga muera en el intento.
Hasta ahora todo lo que veo, me hace recordar el triste acontecimiento que sucede cuando el delfín guía pierde la orientación, conduciendo a todos los demás hacia las playas donde quedan varados
en espera de una triste y dolorosa muerte, todo porque el que los dirigía se dejó llevar por interferencias que obstruyen su capacidad para navegar hacia aguas más profundas donde se encuentra su seguridad y vida.
Pero hoy vivimos en tiempos de desdibujar las realidades contagiando el privilegio de mandar con la absurdidad e inmoralidad del maldito dinero y las desgraciadas dádivas. Hoy, lamentablemente, es una increíble minoría la que nos gobierna y la que introduce su voto a cambio de una tarjeta, canastilla, mochila o fundita con arroz y aceite sin perder un ápice de tiempo para razonar que son regalos envenenados.
Por eso el fracaso en la educación, porque si este pueblo pensara otros gallos estarían cantando.
De esta malograda e igual situación padece nuestra Justicia, convertida en un comité zonal del partido al que pertenezca el Cacique local. Y el problema todos los conocemos pero la solución del mismo radica en quienes los seleccionan y los manipulan, porque muchos conocen las tantas veces que la justicia procesal no corre en la misma dirección de la justicia real. Que las manos que elaboran y firman una sentencia condenatoria, son las mismas que a otro acusado con los mismos hechos, firman una absolutoria. Pero son las mismas que por cuestiones puramente políticas o de interés político, con el solo tocar la hoja donde escribirán, le impregnan su cobardía y contaminan esa página con su comportamiento maniatado con oscuras pre-intenciones. ¡Sí señor!