Lejos del mundanal reperpero de los titulares engañosos  y noticias falsas que nos sobresaltan constantemente con su inmediatez y fugacidad, escuchamos ondas gravitacionales por tercera vez desde el 25 de diciembre 2015, gracias al renovado proyecto LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory).

La detección de ondas gravitacionales un siglo después de ser predichas por Einstein es una noticia a destacar, verídica  e impactante por demás, sin sesgo ideológico ni afán de lucro: quizás por eso no es de las informaciones  más leídas ni compartidas en las redes sociales. La gran mayoría de la gente considera la astrofísica como algo tan abstracto y lejano que no le presta atención, prefiriendo un buen drama de ciencia ficción. O aun peor, muchas personas consideran la ciencia una enemiga de la religión y la espiritualidad,  rechazando los descubrimientos científicos, pero esperando beneficiarse del consecuente desarrollo tecnológico que impacta la calidad de vida. No entienden que la ciencia pura es la base y una precondición necesaria para los avances tecnológicos, y debe ser un elemento vital en la formulación de las políticas públicas.

Hay quienes todavía rechazan los descubrimientos científicos que apuntalan la “teoría” de que el universo tiene varios miles de millones de años de existencia, pues el libro sagrado habla de la Creación hace tan solo unos pocos milenios, y ellos aceptan el texto literalmente. Los creacionistas se concentran en la recreación “histórica” del arca de Noé y creen que los dinosaurios coexistieron con los seres humanos como en los “paquitos” y cartones animados, en lugar de promover la experimentación científica que produce los conocimientos que ayudan a preservar la vida y mejorar su calidad.

En cambio el nuevo Vaticano bajo el liderazgo del papa Francisco acaba de organizar un evento sobre los agujeros negros y las ondas gravitacionales con unos 35 expertos de alto calibre, proclamando el Pontífice en la ocasión enfáticamente:

No hay por qué tener miedo a la verdad, ni atrincherarse en posiciones cerradas, sino aceptar las novedades de los descubrimientos científicos con una actitud de absoluta humildad”.

Hay que ver la expresión facial del papa Francisco al recibir a los distinguidos cosmólogos y matemáticos  que participaron en la conferencia y contrastar su santa complacencia con el evidente disgusto al posar pocos días después con el fabulador que insiste en calificar al calentamiento global como puro cuento chino. Francisco hizo entrega de un ejemplar de su encíclica sobre el cambio climático y demás publicaciones a Trump. Pena no tener acceso a la dedicatoria (quizás expresando que su encíclica fue inspirada en la bella historia del arca de Noé, para salvarnos de un cataclismo), pero sabemos que su consejo no surtió efecto sobre el presidente estadounidense, pues en breve Trump se dedicó a promover el armamentismo en Bruselas y a su retorno a Washington anunció la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de Paris.

La actitud de Trump y sus acólitos de ignorar o rechazar los conocimientos científicos como elemento primordial para la formulación de las políticas de estado es hoy una de las principales amenazas para el bienestar y la grandeza de EEUU, del planeta  y de la humanidad. Aún no ha designado su asesor presidencial en ciencia, y es preferible que no lo haga pues los nombres barajados son de personas desfasadas y problemáticas.  Reconociendo la gravedad de la amenaza manifestada con la frívola decisión de sacar a EEUU del Acuerdo de París, importantes líderes empresariales como Mike Bloomberg y Elon Musk, instituciones académicas y científicas,  así como ciudades y estados, han anunciado acciones para contrarrestar el irresponsable atrevimiento de Trump de pretender proteger a los habitantes de Pittsburg volviendo a la economía del carbón mineral y el acero, que hace décadas fue superada por esa urbe. Sin Trump darse cuenta, Pittsburg ha abrazado la ciencia y la tecnología como camino hacia el futuro, con las universidades de Carnegie Mellon y Pittsburg a la cabeza, demostrando elocuentemente cómo EEUU puede seguir siendo referente mundial si se lo propone.  En la tradición de Henry Ford y Elon Musk, el futuro está en vehículos eléctricos sin conductores, no en mejores carretas con caballos. Ciertamente debemos buscar nuevos oficios productivos para  los choferes que serán desplazados- como los encontraron los antiguos carreteros – y no detener el progreso de la humanidad.

Lecturas:

http://www.bbc.com/mundo/media-40133364

http://www.lavanguardia.com/ciencia/fisica-espacio/20170601/423126721164/ondas-gravitacionales-agujeros-negros-ligo.html

https://www.xataka.com/espacio/los-agujeros-negros-tambien-bailan-y-estremecen-el-espacio-tiempo-ligo-nos-trae-historias-de-hace-2800-millones-de-anos

http://www.religionenlibertad.com/estudiar-universo-con-ciencia-acto-oracion-56669.htm

http://www.lavanguardia.com/ciencia/20170525/422904471669/premio-abel-matematicas-universo-ondiculas-yves-meyer.html

http://www.eleconomista.es/internacional-eleconomista/noticias/8403707/06/17/Pittsburgh-el-peor-ejemplo-que-podia-haber-escogido-Trump-para-ilustrar-su-America.html

http://www.mdzol.com/nota/732981-el-vaticano-organiza-una-conferencia-sobre-los-agujeros-negros/

http://www.infobae.com/america/wapo/2017/05/31/un-grupo-creacionista-construyo-una-version-disneyworld-del-arca-de-noe/

https://www.ligo.caltech.edu/page/press-release-gw170104