Luego del cuestionado proceso electoral del pasado 15 de mayo del 2016, el avasallamiento del gobierno con el uso descontrolado de los recursos del Estado, para imponer a como diera lugar a su presidente-candidato, sus autores han tenido que ponerse las manos en la cabeza. Aplicando la máxima que “el fin justifica los medios”, no le importo derrochar los recursos que ahora requieren para mantener en marcha el tren gubernamental. El tren gubernamental, tiene más vagones de los que su diseño permite y su “maquina” soporta. Las nóminas de empleados, las casi secretas nominillas, los inexplicables y excesivos cargos diplomáticos, los subsidios, el derroche sin límites en francachelas, los viáticos dentro y fuera del país, los celulares, los compromisos con los aliados, la compra de la sigla del PRD, etc., supone mayores gastos parasitarios. 

Lo que ayer negaban, hoy reclaman: El Pacto Fiscal. Dicho pacto implica mayores impuestos para todos, con la diferencia que el 42% de la población inmersa en pobreza moderada, está imposibilitada de asumir, dado las limitaciones de recursos para sobrevivir. Y, qué decir del segmento poblacional que vive en pobreza extrema, conforme a los informes del Banco Mundial y El Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN. 2014). Estas cifras, están muy alejadas de las que pregona el gobierno.

Aún no se han “apagado” las brasas encendidas debido al manejo del traumático proceso electoral. Dicho proceso electoral fue burdamente manipulado para favorecer a los deseos del presidente que expresó: “quiero mis síndicos, mis diputados y mis senadores, etc.” para que no me obstaculicen mis propuestas en el congreso. Esa fue la expresión “mágica”, madre de todas las insatisfacciones dejadas por el certamen electoral. Basados en esta aseveración, impondrán el Pacto Fiscal, que no es más que hacer más angosto el camino de la sobrevivencia de la población, especialmente, la más empobrecida.

Pero como dicen en campo “con agua tibia, no se curte el cuero”, el gobierno tiene un escenario socioeconómico en el 2016, diferente al 2012 donde la “inocencia” colectiva permitió que disfrutara de 3 años sin oposición. Ahora, la situacion del pais-politico es menos auspiciante para las autoridades y hasta los empresarios saben que apoyando al gobierno “afilan cuchillo” para sus gargantas sin las necesarias reformas al sistema electoral y de partidos.

Ahora, la oposición tiene nombre y apellidos: Partido Revolucionario Moderno (PRM), al cual se han sumado las demás fuerzas políticas conservadoras y de la izquierda, con portavoces definidos y reconocidos. Estas fuerzas, ya han trazado el rumbo para lograr lo que se niega a las agrupaciones políticas: competir en condiciones más equitativas e igualitarias mediante las leyes correspondientes, para el fortalecimiento del sistema democrático.

En adición a lo expresado anteriormente, mayor conciencia poblacional e indignación generalizada por el modelo de gobierno peledeista -verbigracia los planteamientos de CONEP y otros grupos empresariales y organizaciones como FINJUS, Participación Ciudadana, etc.-, los asuntos que fomentan y aumentan los índices de incomodidad social, tales como: la inseguridad ciudadana, la falta de justicia, impunidad, criminalidad, deficiencias de los servicios de transporte, agua, electricidad, aumento de los precios de la canasta familiar, el colapso del sistema de salud y hasta el calentamiento global nos incomoda. Una población con tantos factores que afectan su conducta y estilo de vida, se enciende fácilmente, entonces, con agua tibia no se curte el cuero!!!