Mi apartamento está inundado con maletas. Todos los pasaportes listos. El lunes cruzamos el charco y en este caos preparatorio no me queda ninguna cosa más que resumir. Y resumir después de casi un año en un país tan diferente al tu país de origen generalmente significa agradecimientos.
Mis primeras gracias van a todo el equipo de Acento, por confiar en mí y en mi escritura. Gracias por darme una oportunidad de compartir mis puntos de vista sobre cosas grandes y sobre más pequeñas y permitirme aprender tantas cosas nuevas de mis lectores.
Gracias a Taína Gautreau, Robert Bello y Yoyo, mi nueva familia dominicana, gracias por siempre tener apoyo y corazón para mí y siempre entender y aceptar mis rarezas polacas. Gracias por apoyarme, ayudarme cuando lo necesitaba y por siempre hacerme sentir como si fuera en casa. Sentir que soy familia.
Agradezco a José Tomás, el padre de mi prometido y a toda su familia por el muy buen trato y las cenas tan entretenidas en su casa.
Gracias a Vladimir y Luisa, por ser los verdaderos amigos de la persona que amo más en el mundo entero. Lo aprecio aún más después de ver que egoísta suele ser la gente hoy en día y como las amistades tienden a desmoronarse en estos tiempos crueles.
Agradezco mucho a Marcos Matos por tener tanta paciencia con mi novio y conmigo en nuestras locuras de vestimenta. Gracias Marcos, el mejor y más amable sastre de Santo Domingo (trabaja en el hotel Jaragua por si acaso alguien está en busca de ropa entallada).
Muchísimas gracias para las más amables empleadas de Novissima por el más lindo vestido de boda que ha existido en el planeta y que ahora está descansando en mi maleta, listo para viajar al Viejo Mundo y lucir grandioso en el más importante día de mi vida.
Gracias el Instituto Intercultural del Caribe, mi escuela preferida de español para extranjeros en Santo Domingo.
Gracias a los empleados de nuestro edificio Víctor Manuel I, que siempre levantan mi espíritu con sus sonrisas tan grandes y tanta energía. Mi respeto para todos ustedes y su trabajo.
Gracias a nuestra clínica veterinaria Arroyo Hondo por siempre cuidar todas nuestras mascotas y tener paciencia con miles de nuestras preguntas.
Y finalmente, gracias a todos mis lectores por apoyarme y darme inspiración para escribir y compartir más. Les prometo que la próxima semana ofrezco más contenido. Hoy desafortunadamente tengo que volver a mis sobrecargadas maletas.
Por favor crucen los dedos para que el avión aterrice bien. Saben, por lo menos por Lafayette y Lannister. Sí, nuestros gatos se van a conquistar el mundo.
Ya nuestros muebles no son suficientes.
¡Ah, claro, las maletas! ¡Chao!