Hoy, con la venia de todas las personas que sacan un momento de su tiempo para leer mis artículos, tengo a bien convertirlo en una oración de gratitud.

Agradezco la presencia divina en mi vida. Que me da la certeza y la seguridad de saber solamente con una revolución desde el amor, el reconocimiento y el respeto entre las personas podremos realizar el sueño de vivir en un mundo seguro, estable y en permanente construcción de la paz social.

Agradezco a las mujeres, por las manifestaciones de cariño, de afecto, de admiración y el deseo de compartir espacios comunes. Y también por los momentos de tensión, de desencuentros y desacuerdos que nos permiten crecer, generar la empatía suficiente para superarlos y continuar adelante. Las mujeres en mi vida han sido vitales, para deshacerme del miedo y generar confianza en que juntas somos invencibles. Gracias desde el alma a todas las mujeres.

Agradezco a Minerva, Dede, Patria y María Teresa Mirabal, crecer escuchando la historia de resistencia, lucha y optimismo de las hermanas asesinadas en la voz de Dede, marcaron para bien, lo que soy hoy en día.

Agradezco a Gladys Gutiérrez, su presencia, afecto y compartir tantas vivencias, me hizo adquirir una perspectiva de la vida, marcada por la generosidad. Y sobre todo por el entusiasmo y nunca perder la esperanza y la fe.

Agradezco a mis amigas, por tantas complicidades compartidas, por ser presencia permanente y soportar mis grandes entusiasmos para hacer cosas, y arrastrarlas conmigo y aceptarlo. A mis amigos, porque son la muestra total y absoluta de que no es cierto que no puede haber amistad sincera sin que medie interés sexual. Y sobre todo porque nunca han tenido miedo al feminismo y me aman, me apoyan y están presentes en mi vida.

Agradezco a mi madre (dice mi hermana-hija, que cada día me parezco más a ella), si se quiere definir la solidaridad basta decir su nombre. Por la entrega, el sacrificio, la entereza. Porque ni en las épocas más duras, en que las limitaciones económicas eran de una agudeza paralizante perdió su gusto por la belleza de las flores, la limpieza y el orden; y porque verla convertirse en esa "vieja olorosa" que todo el mundo quiere ir a visitar, me reafirma en que es mi propio sueño.

Agradezco a mi padre, porque me mostró el camino del perdón a través de su dedicación a cuidar mis mellizos. Y por su lucha y resistencia a favor de los mejores objetivos para la República Dominicana, libertad, seguridad, institucionalidad y democracia.

Agradezco a mi adorada e inolvidable hermana-socia-amiga Sabina, no ha habido en el mundo alguien que tuviera hacia mi un amor mas desinteresado. Me apoyo en todas mis iniciativas las entendiera o no.

Agradezco a mis hermanas por hacer el núcleo perfecto de la solidaridad.

Agradezco a mis hermanos, porque hemos descubierto la magia para congeniar y amarnos.

Agradezco a mis hijos por ser feministas, éticos, solidarios, amables y comprometidos. Y porque complacen a su madre en hacer realidad todas las ideas, que luego necesitan de la tecnología que no manejo.

Agradezco a mi familia ampliada, tenerles es un gran tesoro. Nuestra permanente comunicación y apoyo hacen que la vida sea más fácil y ligera.

Agradezco todos los comentarios amables y positivos que he recibido en estos días sobre mi persona. Quizás eso me ha puesto un poco cursi… Pero estoy convencida de que el apoyo que he recibido de todas las personas que conozco o me conocen ha sido un indicativo de que vale la pena vivir de frente, de cara al sol, firme en tus convicciones y defendiendo la existencia de un mundo de igualdad y libertad.

Agradezco a la vida que me ha dado tanto, como dice la canción.