Desde décadas anteriores, en los años 50 del siglo pasado, los gobiernos y las élites empresariales del Continente Africano incorporaban en su agenda las posibilidades de su integración a los esquemas integracionistas, en las políticas de desarrollo económico y social.

Históricamente se han presentado obstrucciones y dificultades todavía existentes por la falta de seguridad, las pandemias, la falta de inversión, el deterioro institucional, economías cerradas no globalizadas, inseguridad económica y social, comercialización de recursos naturales, intereses económicos nacionales, desnutrición, guerras civiles, la falta de medios de control, la inestabilidad, la corrupción, el contrabando, entre otros factores que afectan su crecimiento.

Ante esta realidad, diversas agrupaciones regionales se han integrado, formando: 1) La Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC), 2) El Mercado Común para África del Este y el Sur (COMESA), 3) La Comunidad Económica de África del Oeste (CEDEAO), 4) La Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) de África Oriental, 5) La Unión del Magreb Árabe, 6) La UniónEconómica y Monetaria de África Occidental- UEMOA, 7) La Unión Africana, entre otros grupos de los  sectores bancarios, agrícolas, aduanas.

Aún estableciéndose estas organizaciones, se presentan obstáculos en la integración regional en la coordinación a nivel nacional de programas de capacitación, en la llamada lógica de mercado, en los acuerdos de cooperación  o de libre comercio, entre países ricos y pobres, visto como un intercambio desigual. La debilidad en la capacidad de producción, la dependencia de las economías nacionales, la deuda externa, la duplicidad de las actividades, la permanencia de varias instituciones regionales de manera simultánea, la no implicación de la población en el proceso de integración, son estos y otros elementos presentados por especialistas que pueden ser atendidos en esa región.

África ha establecido relaciones comerciales con muchos paísesque se enmarcan en un contexto del Acuerdo de Lomé desde Lomé I (1975), Lomé II (1981), Lomé III (1985), Lomé IV (1989), estableciéndose dentro un Sistema General de Preferencias para los países ACP (África, Caribe y el Pacifico), lográndose el acceso al mercado europeo. El Acuerdo Lomé IV, dio apertura al Acuerdo de Cotonou, siendo Lomé un Acuerdo de Cooperación Unilateral, dando apertura a un acuerdo multilateral, lo que hoy se ha contemplado como Acuerdo de Asociación Económica, esencialmente para formar una área de libre comercio.

Con el potencial de África, se presentan oportunidades para inversión, servicios, transporte en buscar alternativas diversificando productos aprovechando las facilidades del comercio a través de  la Unión Africana.

A todo esto, algunos especialistas han contemplado la tendencia del continente africano en que: 1) África representa el 3% de la economía mundial y aporta el 15% de la población total del planeta, 2) Durante la última década, ha sido la segunda región con mayor crecimiento en el mundo. Posee más de 1,000 millones de habitantes con tendencia de  2000 millones para el 2050, 3) Existen datos tendentes a convertir a África, en el 2035, en la fuerza laboral más grande del mundo, superando a India y China, 4) Hay mejor educación en los trabajadores africanos. Un 40% de los africanos posee educación media o superior, incrementándose en un 50% para el 2020, 5) El 28% de los africanos tienen un trabajo estable y asalariado. La pobreza ha ido disminuyendo, debido a los avances en educación, colocándose en la última década con 37 millones de trabajos estables, por lo que se necesita crear más fuentes de trabajo,6) Se pretende para el 2020, crear unos 54 millones de nuevos empleos estables. Su referencia es Tailandia, Corea del Sur, Brasil, 7) Las tierras de cultivo de África están sin uso. Alrededor de un 60% de los terrenos están sin cultivar. La tendencia es crear unos 8 millones de empleos con salarios en el sector agrícola para el 2020, 7) Hoy es Made in China, mañana puede ser Made in África.

La importancia geopolítica y geoestratégica en el nivel económico de África se evidencia no sólo por los procesos económicos y sociales internos en cada uno de los países, en la inserción del Comercio Internacional, sino por los intereses que afloran de parte de los países desarrollados, incluyendo la visibilidad actual de parte de China, Rusia y la Unión Europea que asumen la industria extractiva minera, así como las inversiones directas, el intercambio y la cooperación económica. Ya hoy tenemos la experiencia de Sudáfrica como parte integrante de uno de los esquemas de integración más pujante, Los BRICS, bloque integrado por Brasil, Rusia, India y Sudáfrica.