Las Autoridades del Banco Central, en vista de la ralentización de la economía, manifestada en un crecimiento del PIB de apenas 0.3% en el primer trimestre,  tomaron una serie de medidas dirigidas a estimular el crédito y la demanda, sin embargo el aumento del tipo de cambio en las últimas semanas obligaron aplicar una serie de medidas restrictivas para estabilizar el valor del peso frente al dólar.

A partir de mayo de 2012 el BC se adelantó a un evidente enfriamiento de la economía por el inevitable ajuste fiscal en el nuevo gobierno. En mayo, julio y agosto de 2012 la tasa de política monetaria fue reducida de 6.75% a 5%. En mayo de este año la tasa se redujo a 4.25%, se modificó el Reglamento de Evaluación de Activos, para elevar a RD$25 millones el techo de los créditos cuya calificación de riesgo depende del historial crediticio, y se liberaron RD$20 mil millones del encaje legal del sector financiero para estimular el crédito a los sectores productivos.

Gracias a esas medidas se reactivaron los prestamos, pues mientras a diciembre de 2012 el crecimiento anualizado de los créditos al sector privado fue 5.38%, sin embargo en agosto de este año el crecimiento anualizado alcanzó 14.23%, mientras las tasas activas promedio se redujeron en cuatro puntos porcentuales. Al mes de agosto se han desembolsado RD$14,653 millones del encaje legal, de los cuales se han beneficiado 8,946 que disfrutaron de un crédito al 9% con tasa fija seis años.

Esta política monetaria flexible fue la correcta en momentos en los cuales no había presiones inflacionarias ni cambiarias, se estaba produciendo un sobre-ajuste fiscal y el sector externo afectado por la crisis mundial; por ello a junio de este año todas las exportaciones de bienes se redujeron y solo las de oro y plata mostraron un extraordinario crecimiento.

Ahora bien, la principal responsabilidad del Banco Central es preservar la estabilidad de los precios y por ello, frente a un aumento de la tasa de cambio de 6.48% entre diciembre 2012 y agosto 2013, incluso superando la barrera del 43×1 contemplada en el Programa Monetario y en la Ley de Presupuesto para diciembre de 2013; la actitud correcta fue tomar las medidas para estabilizar el tipo de cambio como efectivamente se ha logrado en apenas una semana.

Algunos críticos vaticinan una contracción de la inversión, reducción de la demanda y hasta el final de la recuperación; consideraciones exageradas ya que un aumento en dos puntos porcentuales de la tasa de política no va a producir un disparo de las tasas que afecten la demanda de crédito. Por ejemplo, de mayo de 2012 a mayo de este año la tasa de política fue reducida de 6.75% a 4.25%(2.5 puntos porcentuales) y la tasa activa promedio ponderada se redujo en solo 3.22 puntos porcentuales, porque no hay un efecto multiplicador y además los canales de transmisión de la política monetaria tardan varios meses.

Cabe la posibilidad de retornar a una postura de política más flexible cuando hayan desaparecido las presiones cambiarias y por eso el comunicado del BC informó del ingreso de US$800 millones por diferentes fuentes en el último trimestre. Esa fue una buena señal a los agentes económicos.

El peso de la recuperación no puede descansar exclusivamente en la política monetaria y afortunadamente hay mucho margen en materia fiscal. La meta de déficit del Gobierno Central para este año es equivalente al 2.8% del PIB (RD$70,302 millones). Hasta el mes de julio, con los datos publicados por la Dirección de Presupuesto, el déficit de caja del Gobierno es de RD$26,740.1 millones, equivalente al 1.07% del PIB, lo cual indica que las autoridades disponen de un buen colchón para incrementar el gasto de capital.

Con la decisión de intervenir en el mercado cambiario, como lo han hecho todos los países emergentes con problemas devaluatorios en estos días, se ha evitado un alza general de precios, erosionar el bolsillo de la mayoría de los dominicanos  y una caída adicional de la demanda por efecto de la reducción en el ingreso de esas mayorías, lo cual si afecta el nivel de actividad económica.