En esta ocasión quisiera tomar este espacio no para hacer una crítica social ni política y tampoco para referirme a temas legales. Considero que es propicia la ocasión para hacer una reflexión sobre este año que cerramos en cuestión de horas. Un año en el cual hemos perdido (unos más que otros), pero, que, a la vez, también hemos ganado. Un año en el cual la humanidad sintió un grado tan alto de vulnerabilidad que no tuvo otra opción que unirse para luchar por un enemigo común: el COVID-19.

Hoy, que estamos a la vuelta de la esquina de un nuevo año, si hacemos una retrospectiva al comienzo de este, jamás nos imaginaríamos todo lo vivido. Incluso, cuando en el mes de marzo el presidente de la República de entonces ordenó el cierre de prácticamente todas las actividades comerciales por un período de 15 días, la gran mayoría de las personas no pensamos que tendríamos que esperar hasta el 20 de mayo para que iniciara oficialmente la reapertura económica del país. No nos imaginábamos los procesos de adaptación a los que íbamos a tener que someternos, incluyendo convivir con un toque de queda que aún nos acompaña.

En este año que pronto concluye hemos tenido que despedir por causa de este virus a familiares, amigos, personalidades del arte, del espectáculo, la moda. En fin, nadie ha quedado exento de ser afectado de una u otra manera por el COVID-19. Ahora bien, de todo lo que nos ocurre en la vida siempre es posible sacar lo positivo. Este ha sido uno de los años en las cuales la humanidad ha luchado de forma más unida. Inmediatamente este virus se convirtió en una pandemia, todos los países con el desarrollo científico necesario se han volcado en la búsqueda de una vacuna. Las ayudas humanitarias con las herramientas necesarias para la prevención del contagio de este coronavirus han estado desde el primer día. La República Dominicana ha sido beneficiaria de estas ayudas.

Durante los meses en que tuvimos que prácticamente cerrar el mundo, nuestro planeta respiró. Nuestros cielos, mares y ríos tuvieron un descanso de la incesante contaminación de la que son víctimas diariamente. Nuestros animales sintieron la libertad que hacía mucho tiempo habían perdido. Muestra de ellos fueron los videos que se hicieron virales de animales de distintos tipos caminando como amos y señores de diversas ciudades del mundo.

Este año 2020 nos enseñó también que el ser humano no conoce de límites. Muchos entendían que para ser productivos y generar dinero tenían que obligatoriamente estar sentados físicamente en sus espacios de trabajo. Con el teletrabajo no solamente aprendimos a ser más productivos, sino también obtuvimos la oportunidad de pasar más tiempo en nuestros hogares y con ello dedicarle más tiempo a nuestro núcleo familiar.

Si bien hemos tenido que sacrificar muchas celebraciones y encuentros familiares, esta pandemia nos ha permitido aprender a valorar dichas celebraciones y encuentros. Muchas veces tomábamos por costumbre la visita semanal a los abuelos, la comida o cena con los primos, las conversaciones con los tíos y los momentos de compartir con nuestros amigos. En gran parte de este 2020 si estas actividades no la hacíamos a través de la pantalla del celular o del computador, simplemente no era posible. Esto también fue positivo, sé que en este 2021 que está por llegar, cuando tengamos la oportunidad, apreciaremos más estos momentos.

Finalmente, pero, no menos importante, en este año 2020 aprendimos a valorar mucho más nuestra salud. Nos dimos cuenta lo indefenso que somos cuando nos ataca una enfermedad. Nos hemos amarrado a una mascarilla con el firme deseo de no ser contagiados o de no contagiar a un ser querido. En su gran mayoría, hemos hecho todo lo que ha estado en nuestro alcance para no ser alcanzados por el COVID-19, y, si se ha dado el caso que hemos sido alcanzado, hemos seguido las instrucciones necesarias para poderlo superar.

En definitiva, a pesar de todo lo negativo que hemos vivido en este 2020, entiendo que hemos crecido como personas y como humanidad. Nos hemos visto vulnerables, pero, a la vez hemos logrado la grandeza necesaria para salir adelante. No tengo la menor duda de que en el 2021 seremos premiados por haber vencido esta gran prueba. Estoy convencido de que, como país, saldremos adelante y este año que termina no será más que otro capítulo de nuestra historia el cual habremos superado.

Desde lo más profundo de mi corazón les deseo a todos un feliz, próspero y bendecido año 2021.