El pasado 26 de julio el más alto Jerarca de la Iglesia Católica Romana que alguna vez enfrentara cargos criminales, el cardenal George Pell, entró a la Corte de la magistratura de Melbourne, Australia, acusado de abuso sexual de menores y de encubrir curas pedófilos. El Cardenal, estuvo acompañado de su abogado Robert Richter, QC, quien declaró su inocencia, y fue custodiado por una docena de policías en medio del caos creado por manifestantes y periodistas de todas partes del planeta
Solamente cincuenta personas pudieron entrar al salón donde se celebrará el juicio. La fiscalía le dijo al Tribunal que el documento con las evidencias serían presentadas la siguiente semana. Se espera que el juicio dure dos años, debido a la cantidad y complejidad de los alegatos ocurridos en las diócesis de Sídney y Melbourne. [1]
El cardenal es una figura clave del pontificado de Francisco. En febrero de 2004, el papa creó una Secretaría de Economía para “enderezar” las finanzas, y nombró a Pell Prefecto de la misma. Entre sus responsabilidades, está la de preparar el presupuesto anual para el Vaticano y la Santa Sede. Es decir, la planificación financiera y todas las actividades que la apoyan. Además, incluye la creación de un “Consejo de Economía” compuesto por ocho cardenales u obispos. Además, lo eligió para formar parte del organismo que lo aconseja en su pontificado, el selecto grupo de los nueve cardenales (C9). Desde el 2001, Pell ha liderado el comité de obispos de habla inglesa Vox Clara, que aconseja a un organismo de la Santa Sede sobre traducciones al idioma Inglés.[2]
Los problemas de Francisco comenzaron un mes antes. El pasado 26 de junio. El cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaria de Economía de la Santa Sede, anunció en una rueda de prensa que abandonaba su cargo para regresar a su nativa Australia y defenderse de las acusaciones contra él. La policía australiana acusa al cardenal Pell de "varios cargos de abusos sexuales y encubrimiento ocurridos hace varias décadas en su país donde sirvió como arzobispo de Melbourne y Sídney”
Pell ha negado en distintas ocasiones las acusaciones en su contra; y lo hizo una vez más durante la mencionada rueda de prensa en la Sala Stampa del Vaticano. Agradeció a Francisco la oportunidad de defenderse, y expresó su intención de "limpiar mi nombre y regresar a Roma a trabajar”. El Purpurado lamentó que se hayan producido filtraciones en los medios de comunicación “de estos hechos que están bajo investigación desde hace dos años” y ha denunciado las “difamaciones”. Insistió en que las acusaciones “son falsas”, y explicó que ha informado al Papa de todo lo concerniente a su situación.
De su parte, la Sala de Prensa del Vaticano afirma que “la Santa Sede ha recibido con desagrado la noticia del envío a juicio en Australia del Cardenal George Pell por imputaciones referidas a hechos ocurridos hace varias décadas. El Santo Padre, informado de ello a través del proprio Cardenal Pell, le ha concedido un periodo de excedencia para poderse defender”. Durante la ausencia del Prefecto, “los Secretarios permanecerán en sus cargos para tramitar los asuntos de carácter ordinario. El Santo Padre, que ha podido apreciar la honestidad del Cardenal Pell durante los tres años de trabajo en la Curia Romana, le está agradecido por su colaboración y, en particular, por su enérgico empeño a favor de las reformas en el sector económico y administrativo y por su activa participación en el Consejo de los Cardenales (C9)”. Además, “la Santa Sede expresa su máximo respeto hacia la justicia australiana, que deberá decidir con respecto a las cuestiones suscitadas. Al mismo tiempo, se recuerda que el Cardenal Pell ha condenado desde hace décadas abiertamente y repetidamente los abusos cometidos contra menores como actos inmorales e intolerables”.[3]
El mismo día, la reportera del diario The Guardian, Stephanie Kirchgaessner, enfatizó que la escala de crisis que amenaza el pontificado de Francisco no fue reconocida. Greg Burke, el vocero más importante del Vaticano, apoyó fuertemente al Cardenal con sus afirmaciones, y lo elogió por su trabajo como colaborador del papa Francisco, mientras omitió mencionar la existencia de las víctimas que alegan haber sido violadas por el cardenal. Pero la gravedad de la situación fue implícitamente reconocida cuando momentos más tarde Burke anunció que “el Cardenal, de ahora en adelante, no asistirá a eventos litúrgicos públicos, así que no debemos buscarlo en la misa de San Pedro y San Pablo que se celebrará hoy”. [4]
¿Le tomaron al papa Francisco los alegatos contra el Cardenal Pell de sorpresa? Aparentemente sí. La noticia del juicio a que el cardenal Pell sería sometido, coincidió con la visita al Vaticano de cardenales de todo el mundo para conocer los nuevos nombramientos de cardenales alrededor del planeta. Pero esa noticia, necesariamente quedó sumergida ante el anuncio del juicio a que pronto sería sometido el Cardenal Pell. Para quienes no fue sorpresa fue para las víctimas que por años han esperado la acción de la justicia y consideran que Francisco no está haciendo lo que debe para evitar que continúen los abusos sexuales de menores.
La selección del cardenal Pell para cargos de suma importancia en la Santa Sede y en el Vaticano durante el pontificado del papa Francisco, (solo el Papa y el Secretario de Estado están por encima de él) había sido cuestionada debido precisamente a los alegatos de que el ignoró años de abuso sexual de menores como arzobispo de Australia. Después de la investigación del Boston Globe en los Estados Unidos, quedó demostrado que los abusos no eran causados por “algunos malos sacerdotes” o por el “clero estadounidense” como argumentaron la curia y el Papa desde Roma. El encubrimiento de curas pedófilos y el desprecio a las víctimas es SISTÉMICO. La justicia australiana, después de años de investigación finalmente alcanzó al cardenal Pell.
El 6 de febrero de 2017 la Comisión Real, máxima instancia de investigación en Australia, dio a conocer datos preliminares sobre los abusos sexuales a menores al interior de la Iglesia Cat en Australia, entre los años 1950 y 2010. El trabajo de la Comisión fue iniciado en el 2013 para investigar los casos de abuso institucional de menores en Australia, incluyendo a escuelas, clubes deportivos y organizaciones religiosas.
Gail Furness, la principal asesora legal de la comisión, afirmó que el 60% de los abusos denunciados ocurrieron dentro de organizaciones religiosas, y casi dos tercios de esos casos involucraron a la Iglesia católica. Un total del 7% de los sacerdotes del país, equivalente a 1,880 curas involucrados han sido acusados de abusos a más de 4,000 menores de edad. La edad promedio de las niñas abusadas fue de 10 años y medio, y la de los niños de 11 años y medio. Los abusos tardaron en promedio 33 años en ser denunciados. Además de la cantidad, el reporte incluyó la crueldad y el desprecio de los sacerdotes hacia sus víctimas. [5]
Fumes destaca el patrón de los “desgarradores” testimonios que escucharon. Los casos que oyó la comisión fueron “deprimentemente parecidos”. Aseguró que "los niños fueron ignorados o peor, castigados. Las acusaciones no fueron investigadas. Los sacerdotes y los religiosos involucrados fueron trasladados. Las parroquias y comunidades que los recibieron no supieron nada de su pasado". Sobre los datos, diferentes organizaciones han señalado que solo son la punta del iceberg, porque a las víctimas les da vergüenza denunciarlos.
Entre los testimonios, BBC Mundo cita el caso de Chrissie y Anthony Foster, padres de dos niñas que fueron violadas por el cura de su parroquia local. Dijeron que la Iglesia católica "no mostró misericordia, ni remordimiento". "Nada", aseguraron.
Un hombre denunció haber sido abusado sexualmente por el maestro de su escuela católica en plena clase. Ordenó a otros estudiantes mirar para otro lado. Otra víctima fue amenazada con un cuchillo por un sacerdote, que además obligó a niños a arrodillarse entre sus piernas. En el colegio St. John of God Brothers más del 40% de los religiosos fueron acusados de abusos. Otras tres instituciones católicas tuvieron denuncias contra más del 20% de su personal.
Ante una situación que señala a las instituciones de la Iglesia Católica Romana como la madre de abusos sexuales de niños y niñas en Australia, es improbable que el más alto Jerarca de la Iglesia Australiana, el cardenal George Pell, no supiese nada. A pesar de ello, el jurado debe asumir su inocencia y la fiscalía presentar todas las pruebas en su contra que permitan aplicarle el peso de la Ley. Afortunadamente, no es la Justicia del Vaticano quien lo juzgará, por lo que no esperamos que el cardenal George Pell termine caminando el trecho que caminó Józef Wesołowski el 15 de julio de 2015.
[1] Shannon Deery y Cassie Zervos, Andrea Hamblin. Cardinal George Pell faces court over historical sex offences. Herald Sun, Melbourne. Julio 26, 2017. (http://www.heraldsun.com.au/news/law-order/cardinal-george-pell-faces-court-over-historical-sex-offences/news-story/acd8cd1f687d5fdbea623e942ef692cf)
[2] Francis creates central Vatican office for economy, appoints Pell head. Joshua McElwee. National Catholic Reporter, 24 de febrero, 2014. (https://www.ncronline.org/news/vatican/)
[3] Cardenal Pell deja el Vaticano para defenderse de acusaciones de abusos a menores. VATICANO, 29 Junio, 2017, Aciprensa.
[4] Stephanie Kirchgaessner. George Pell charges push sex abuse scandal into heart of Vatican. The Guardian. 29 de junio, 2017. El Vaticano. (https://www.theguardian.com/australia-news/2017/jun/29/george-pell-sex-abuse-charges-vatican-pope-francis).
[5] Noticias BBC Mundo. Más de 4.000 víctimas y cientos de curas involucrados: la enorme magnitud de los abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia católica en Australia. Febrero 6, 2017. (http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38887798?SThisFB)