El mundo ha sufrido un impacto que todavía lo estremece, la pandemia no termina y sus consecuencias negativas aún nos afectan.
Aunque se avanza en el proceso de vacunación, por las limitaciones de producción y el incumplimiento de los fabricantes, todavía es muy bajo el volumen de la población mundial que ha recibido las dosis requeridas para que se produzca un cambio que permita volver a la normalidad.
Mientras tanto, los políticos que en cierta medida son vendedores de ilusiones, oscilan entre la retórica del optimismo y la del realismo crudo y duro. Nuestro Presidente se ha decantado por tratar de insuflar esperanzas a una población que tiene mucho tiempo sometida a restricciones y privaciones, que da muestras de estar cansada de esa situación.
Es justo reconocer que las autoridades gubernamentales han realizado bien su trabajo en materia de control del Covid y vacunación; somos unos de los países con menor índice de letalidad e infecciones, así como con uno de los más altos porcentajes de su población vacunada. En el manejo de los problemas que han afectado el sector turístico, también el Gobierno ha sacado notas sobresalientes.
Otro acierto del Presidente Abinader, ha sido el del manejo de la Procuraduría y el Ministerio Público; a los cuales les confirió independencia total para que actuarán en la persecución de la Corrupcion. La ciudadanía está complacida al ver cumplirse uno de sus anhelos más soñados, ver sentados en el banquillo de los acusados a quienes se aprovecharon de sus posiciones y vinculaciones para enriquecerse a costa del erario público y eso está pasando.
Ahora bien, existe una materia en la cual el Gobierno se ha quemado de mala manera y esta es la ejecución presupuestaria en inversiones públicas, del total consignado en el Presupuesto que son unos 120,000 millones, sólo se han podido ejecutar al mes de abril la suma de 14,500 millones, pese a tener una posición de caja muy positiva, a la fecha mencionada el gasto corriente fue de un 94 por ciento y el de capital de sólo un 6 por ciento. Esta ejecución tan baja en gastos de capital, en un momento en donde se procura una reactivación económica es poco comprensible, ya que en este momento el gobierno debería ser el principal motor de la economía.
Pensando en las posibles causas de este rezago, se me ocurre que podría ser falta de conocimiento de los procesos de los nuevos incumbentes, o que la Dirección de Compras y Contrataciones con sus exigencias se haya convertido en una retranca que empantane las inversiones. De cualquier manera y sea por lo que sea, esa situación debe ser corregida para que las obras programadas puedan iniciarse.
Al margen de lo expresado precedentemente, aún continúo creyendo, al igual que lo expresé unos meses atrás, que el licenciado Abinader tiene demasiado exposición mediática y ofrece mucho, llevar esperanzas es correcto, siempre y cuando las expectativas de la población no sean superadas por la realidad y cunda el desencanto.