“Las políticas públicas son responsabilidad de los gobiernos”

Ministra Alejandrina Germán.

La “sociedad civil oficial” encuentra su mejor encarnación en las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s), tanto por su momento de aparición, como por sus financiamientos, sus funciones y sus “beneficiarios”.

Arundhati Roy cuenta que hay Estados indios como Bihar donde las ONG’s se entregan como dote.  Y añade, que la aparición de estas organizaciones coincidió con la “apertura de los mercados”. La apertura trae como correlato los llamados ajustes estructurales cuya expresión más clara es la reducción de los recursos públicos en áreas como la educación, el desarrollo rural, la agricultura, la energía, el transporte y la salud pública. El Estado  renuncia a su rol y deja a las ONG’s esas importantes áreas, privatizando determinadas funciones, precarizando servicios esenciales y renunciando al aseguramiento de derechos que se suponen irrenunciables.

Todo con una sencilla receta: se comienzan a financiar iniciativas “en la base” con un fuerte componente ideológico anti estatista para neutralizar los potenciales descontentos y competir, aislar y neutralizar a las organizaciones populares y a los movimientos sociales (la “sociedad civil popular”). “Para la década de los noventa, estas organizaciones, descritas como no gubernamentales, sumaban miles y estaban recibiendo cerca de cuatro mil millones de dólares a escala mundial.” (James Petras)

Si la idea de “sociedad civil” elimina las diferencias sociales, las ONG’s eliminan las diferencias entre ONG’s. No es posible diferenciar entre las que mantienen compromisos con las organizaciones populares y las “que son solamente fuentes de empleo para una capa de intelectuales versátiles…” (Klaus Meschkat).

Respecto del financiamiento, de “no gubernamentales” estas organizaciones tienen poco pues buena parte de los recursos les llegan del Estado -sea este nacional o extranjero- y para aumentarlos están exentas de pagar impuestos. Esto es lo que ha llevado a que con sentido del humor se hable de ellas como OMG’s (Organizaciones Muy Gubernamentales)

Con todo resulta interesante dar una mirada a la relación ONG’s-Estado cuando se trata de financiamiento.  La Tabla No. 1 muestra la evolución favorable a las ONG’s en el Presupuesto dominicano.

El monto asignado a las Asociaciones Sin Fines de Lucro no incluye las asesorías o consultorías que las instituciones públicas pagan a diversas ONG’s.  Tampoco están consideradas las “triangulaciones” de las instituciones públicas con los organismos de “cooperación” mediante los “convenios de asistencia técnica” que permiten, por ejemplo, el pago de salarios superiores a los que reciben los funcionarios o el uso de recursos difíciles de justificar en las ejecuciones presupuestarias.

Pero el financiamiento no sólo ha ido en aumento en los presupuestos públicos: también el Banco Mundial, por ejemplo, ha aumentado en importantes sumas sus aportes a las ONG’s.

“En 1990, las ONG sólo tomaban parte en un 12% de los proyectos financiados por el Banco (Mundial); esta proporción pasó a ser un 30% en 1995, y un 54 % en 1999, participación que en su mayoría corresponde a ONG de países en desarrollo.

El Banco comprobó que las ONG tenían una serie de ventajas respecto al sector público y al privado, como una mayor cercanía a los necesitados, menos gastos generales o más capacidad de innovación.” (Aceprensa)

La importancia de estas organizaciones como de sus centros de financiamiento han ido desarrollando curiosas formas de entrenamiento y búsqueda de oportunidades de recolección de recursos como la “1ª Conferencia en procura de fondos para las ONG” realizada el pasado 26 y 27 de febrero de 2013 en un hotel capitaleño.

Las ONG’s en su gran mayoría ya no son parte de la lucha por la democracia y los derechos humanos, pero cuando la política tiende nuevamente a polarizarse son la "cara comunitaria" del neoliberalismo”, según James Petras quien también pone en duda las ventajas a las que el Banco Mundial recurre para justificar sus financiamientos.  Como los éxitos se dan sólo en una fracción mínima del universo de pobres se destacan, con valor propagandístico, éxitos micro empresariales individuales para que el neoliberalismo aparezca como fenómeno popular. Todo fuera del contexto político y económico.

Otro éxito que se propaga es, por ejemplo, poner en el plano contradictorio de la discusión y la acción la presunta oposición entre lo local y lo estatal. Así se logra aislar a las organizaciones sociales locales de los movimientos políticos nacionales.

Al final de la cadena estatal, los Ayuntamientos -donde institucionalmente el Estado “hace tierra” con los ciudadanos- al no disponer de los equipos técnicos,  de los recursos necesarios y de un aparato administrativo que asegure el seguimiento de sus acciones, entregan a terceros buena parte de sus atribuciones sin control ni evaluación posible. No es extraño que un alcalde ante las demandas de organizaciones les recomiende “ir a una ONG para que les hagan un proyecto”. Así puede ser que los demandantes pasen de ser ciudadanos a “clientes” o “beneficiarios” al recibir como favor lo que les corresponde como derecho.

De los recursos que se destinan en el presupuesto nacional a instituciones privadas, una buena parte se queda en la intermediación que hacen las ONG´s, atomizados en una gran cantidad de instrumentos, metodologías de intervención y objetivos.  Desarticulada y fragmentada, esta enorme cantidad de recursos no logra el impacto que se podría esperar de la ejecución de políticas públicas que emanen de una orientación y dirección únicas (con dirección y con orquesta).

Las ONG’s no están exentas de prácticas clientelistas y actúan como contención y amortiguador de las demandas de la “sociedad civil popular”. Así tenemos que en los hechos las ONG´s se han constituido en una barrera que impide que las demandas de la sociedad lleguen al Estado, son al fin cuentas un muro de contención del cambio.  Esta desarticulación e incomunicación en el sistema se hace más completa y más compleja por el incumplimiento de la función de intermediación por parte de los Partidos Políticos.