Si el público lo hubiera aceptado, desde 1990 la República Dominicana pudo considerar volverse un país sin apagones.  La traducción libre del artículo “Power systems ‘2000’; hierarchical control strategies (algo así como, Sistemas de potencia ‘2000’; estrategias de control jerárquico),” escrito por el difunto profesor Fred C. Schweppe, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, publicado por la prestigiosa revista IEEE Spectrum en julio de 1978, así lo confirma en su último párrafo.

Dicho párrafo afirma que “si se usa la definición social, los apagones no existirán en el año 2000. Para entonces el público habrá aceptado el hecho de que los apagones generales (definición técnica) pueden ocurrir y, por lo tanto, habrán suplido con fuentes alternas las funciones críticas. Cuando hay un apagón general (definición técnica), suficientes de esas fuentes de respaldo funcionarán de forma que no ocurrirán grandes interrupciones  y disturbios sociales. Hay una gran posibilidad de que para el año 2000 el término apagón (definición social) será considerado un término de la Edad Media.”

Schweppe dijo que la definición técnica es que hay apagones cuando no hay electricidad disponible proveniente de porciones de las redes de transmisión y distribución. Dice también que la definición social es que existen apagones cuando la falta de electricidad incapacita funciones críticas y resulta en disrupciones sociales mayores.  El apagón del año 2003 en el nordeste de los Estados Unidos puso en evidencia que en la política eléctrica no le hicieron caso a Schweppe. La Supertormenta Sandy del año 2012 recordó la evidencia.

El principal argumento de Schweppe es que “es simplemente imposible construir un sistema eléctrico que sea 100 por ciento confiable. Eventualmente algo sucederá que haga necesario quitar temporalmente la electricidad a alguna porción de la red.”

Todo el que ha estado en la República Dominicana sabe que hemos vivido prácticamente toda la vida con apagones si tomamos la definición técnica. Sin embargo, se puede decir que no hemos aceptado que podemos tener un país sin apagones si nos basamos en la definición social.

De haberlo aceptado, otro concepto que aparece en la introducción del artículo es que “dado que más dispositivos para generación y almacenamiento de electricidad por parte del cliente estarán en operación para el año 2000, el cliente – residencial, comercial, o industrial  – será considerado una parte vital del sistema eléctrico de potencia del futuro.”

Si aceptamos esos dos conceptos, podríamos hacer que el país sea uno de los más avanzados del mundo. No obstante, los planes de los sucesivos gobiernos mantienen al igual que los Estados Unidos el riesgo de grandes apagones, desconociendo la gran oportunidad de desarrollo que seguimos desaprovechando.

Esa oportunidad se comenta en el artículo Pacto eléctrico equilibrado. El mismo reitera que “…los clientes deben tener la oportunidad de combinar el servicio central y el de autoservicio bajo una orientación al cliente, a su discreción, en cualquier momento dado.”

Esta semana se cumplió el octavo aniversario del Blog Grupo Millennium Hispaniola (GMH).  Al  cumplirse su primer mes, escribí la nota El Origen de La Iniciativa UPSA: Una Buena Carta Aniversario, donde sugerí al final del 2003 que la República Dominicana podría convertirse en un país sin apagones.

Esa carta dirigida al experto Carlos Rufin dice que “al igual que la innovación inherente en el modelo chileno trajo con el tiempo su propia necesidad de reforma, porque no responde bien a choques externos, o simplemente porque hay mejores soluciones hoy, el medidor pre-pagado es una muy buena solución que también debe competir con posibles soluciones mejores. En síntesis, sugiero dejar espacio a la innovación con PYMES locales compitiendo contra el mundo civilizado.”