Ni siquiera en un país puede mantenerse una campaña con una fotografía, mucho menos en una organización donde el debate de las ideas se hace inexcusable y la fluidez del pensamiento debiera ser el horizonte caudal que corra en cada aula de cada área del conocimiento.
Toda la campaña es una pantomima de un tiempo que no existe, de un tiempo que se perdió y que la mirada incierta es tan cierta como la pérdida de la memoria, del lenguaje y del pensamiento. Toda la campaña es una farsa, una campaña iconoclasta, que a fuerza de un peso lacerante de mimetismo no logra hacerse icástica, porque se requiere algo más que la exhibición; se necesitan las palabras, las ideas, el pensamiento.
Una campaña hoy ha de cristalizarse desde una perspectiva holística y polivalente, para que el (la) candidato(a), sea creíble; más que el holograma, se amerita del juego de palabras que venda las líneas maestras de sus posibles acciones. Urge más que el currículum, más que el saludo, más que el pasado.
Necesitamos saber si el pasado y el presente se conjugan, si hay algo más que los papeles, si su historia se conecta con el presente y si el horizonte académico guarda relación con el terreno y sus características. Para Stephen Robbins y Timothy Judge, citando a Mintzberg, los roles de un Ejecutivo, sea empresarial, político, académico, militar y/o eclesiástico, son tres:
1) Interpersonal: Que cubre ser el representante, el líder y el enlace de la organización.
2) Informativo: Que engloba ser el vigilante, el difusor y vocero de toda la organización.
3) Decisorio: Que significa ser emprendedor, manejador de dificultades, asignador de recursos y negociador, para toda la organización.
De ahí que las organizaciones modernas en cada ciclo de su existencia buscan el Talento Gerencial que responda al desafío del contexto, en su dinámica; recordando que no todas las personas son talentos. Talentos son las personas dotadas de competencias. Talento es la combinación de capacidades, compromiso y acción. Talento es Conocimiento (saber); Habilidad (saber hacer); Juicio (saber analizar la situación y el contexto); Actitud (se trata de saber hacer que las cosas ocurran).
Para ello, para que exista la sincronía entre el candidato y el cargo, entre la descripción del puesto y las especificaciones del puesto, incluyendo el perfil psicográfico y de inteligencia emocional; las organizaciones modernas y complejas no solo aplican el Reclutamiento y la Selección de una manera rigurosa, sino que van más allá, sobre todo, si se trata de una organización académica.
Para darle validez y confiabilidad a todo el proceso, trascienden el mero marco normativo, que en este caso sería el debate de los candidatos, sus ideas, sus pensamientos; lo que van a hacer y su ideología académica. Las universidades, independientemente que sean privadas, son entidades con fines públicos, pues sus productos son para la sociedad. Por eso son evaluadas por instituciones públicas.
El curriculum habla, pero no piensa, la experiencia dice de nuestro trabajo del ayer, pero no crea ni registra lo que somos verdaderamente en el día de hoy desde el punto de vista mental, emocional y de nuestras competencias. Se busca en los ejecutivos las personas que tengan el equilibrio personal, emocional y profesional en las distintas dimensiones en que se encuentre: Familiar, de Pareja, Ocupacional y Social.
Dos ejemplos son elocuentes: Hasta hace dos años, la mayoría de los equipos contrataban solamente por lo que un pelotero había realizado y de ahí su remuneración. Se dieron cuentan que no contemplaban el mañana, el futuro. Don Juan Bosch, el Profesor, el Maestro, el más prolífico político-escritor; el más reflexivo; el más creador e innovador; Don Juan escribió 54 libros. ¡Toda la riqueza de ese ilustre hombre se encontraba en su cerebro!. Su recia personalidad era la combinación de su inteligencia, de su carácter, de su ética y de su compromiso con lo mejor de la sociedad. Luces y más luces, con poquitas sombras, porque después de todo, era, sencillamente humano. Don Juan a partir de los 90 fue perdiendo facultades. En el 1994 no debió ser candidato, fue una irresponsabilidad de todos los actores involucrados.
Luego conoceríamos que Don Juan Bosch sufría de Alzheimer, que es una enfermedad de desorden degenerativo cerebral caracterizado por la pérdida progresiva de la memoria y el deterioro de las funciones cognitivas del lenguaje y del juicio, que afectan generalmente la personalidad y las conductas de quienes las sufren. El Alzheimer va más allá de la Alogia, que es el empobrecimiento del pensamiento que se infiere en la observación del lenguaje y el comportamiento verbal. El Alzheimer en los primeros momentos, el afectado tiene espacio de lucidez, va olvidando, en principio el recuerdo de hoy, la memoria fotográfica, o memoria reciente o de corto plazo. Con el transcurrir pierde la memoria total: Memoria antigua o a largo plazo; memoria visual o icónica; memoria inmediata; memoria procedimental; memoria declarativa; memoria episódica; memoria semántica; memoria de trabajo; memoria implícita-explícita, memoria de la infancia; etc. etc.
Las organizaciones se legitiman hoy en día no tan solo por guardar el espacio legal-normativo que la rige, sino por el ejercicio de sus acciones, decisiones y los procesos que la envuelven; también, por el entrenamiento desencadenante que los actores desplieguen en su interior, para VISIBILIZAR Y TRANSPARENTAR a aquellos que nos quieren dirigir. Es la búsqueda permanente de la verdad, que es el lóbulo temporal de una Universidad, que se convierte en el eje fundamental de la legitimidad social.
Una organización, no importa su esfera, no puede ser el espejo escapulario de la mera sociedad líquida que nos habla Zygmunt Bauman “Es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en una rutina determinadas. La vida líquida, como la sociedad moderna líquida, no puede mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo”.