Mucho se habla de la construcción de un futuro promisorio para todos y todas en nuestro país. Los políticos en sus promesas y los funcionarios en sus discursos, tienen presente la palabra futuro y enfatizan esto, como algo indispensable. Por ejemplo, las frases de los últimos presidentes que hemos tenido, se refieren al futuro: “La esperanza de la gente, Hipólito  presidente” o “E’ pa’lante que vamos” o “Aún nos falta mucho por hacer” o “Manos a la obra”, por citar algunas y sólo la de los que han sido presidente. En fin, aunque dista mucho en sus acciones, al parecer la disposición está presente en la visión del futuro.

Pero sí se puede trabajar y abrir caminos para conseguir un futuro mejor.

Ojalá llegue pronto el día en que las posiciones se otorguen por el mérito del individuo y no por haber asistido a una reunión o pertenecer a un partido. Que sea tomado en cuenta la preparación integral de la persona y no se le cierre la puerta por el simple hecho de que no es de mi grupo o como en  muchos casos, opinar en contra de alguien, que ni siquiera es competencia, porque no me agrada.

Es tiempo de que se abran las posibilidades a personas jóvenes, con valores, preparados y que presenten una actitud positiva. Personas que estén dispuestas a trabajar por el bien común y no que se limiten o conformen con tener un trabajo para obtener un sueldo. Es hora de que se ceda el paso a una nueva generación, ésta saber que no deben cometer los mismos errores y sobre todo, tener en cuenta de que a todos nos llega la hora de entregar, tal como lo estamos demandando ahora.

La vida es trabajar duro para luego abrir caminos, ayudar al prójimo, para cuando miremos hacia  atrás y hagamos el recorrido, sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho.

De todos modos, si usted no quiere ayudar, dar paso al relevo o abrir puertas, por lo menos no se las cierre a nadie, porque eso sí lo convierte en una persona “Dañina” y todo la vida lo cobra.