El conflicto sobre el tipo de primarias, producto del enfrentamiento en el PLD entre el danilismo y el leonelismo, es el cuadrilátero donde se enfrentan los dos líderes. No es teoría, es política. Pero veamos primero la teoría.
Hay dos corrientes en la concepción de los sistemas electorales en cuanto al rol de la ciudadanía y los partidos en la selección y elección de los candidatos.
Una enfatiza que los partidos son organizaciones con necesidad de estructuración interna, y, por tanto, los mecanismos de selección de candidatos y la conformación de las listas de candidaturas deben ser cerrados. Es decir, los militantes y simpatizantes de un partido deciden al respecto.
La otra plantea que, en la democracia, la ciudadanía debe tener el mayor involucramiento y poder en la selección de las candidaturas y la elección de los candidatos nominados.
En el sistema cerrado, las listas de candidaturas las decide el partido y son cerradas (no hay voto preferencial). Ganan posiciones aquellos candidatos que ocupan los primeros lugares en las listas, según los escaños que obtenga cada partido. Así era el sistema electoral dominicano por completo antes de que se aprobara el voto preferencial para las diputaciones.
El sistema abierto propugna por la participación directa de toda la ciudadanía como ejercicio democrático en la selección de candidaturas (de eso se tratan las primarias abiertas) y en la elección de candidatos (de eso se trata el voto preferencial). En el caso dominicano también se argumenta que los partidos no tienen ya capacidad de autogestión, que carecen de padrones confiables, y no pueden organizar elecciones internas fidedignas.
Se abre todo o se cierra todo. Es decir, se involucra la ciudadanía en todos los procesos de selección y elección de candidaturas, o se eligen todos los candidatos internamente en los partidos y se cierran las listas de candidaturas. Si no, es un arroz con mango
Desde la concepción abierta, si los partidos retienen la decisión de elegir sus candidatos, se establece entonces el voto preferencial en las circunscripciones plurinominales como diputaciones y regidurías, para que la ciudadanía escoja entre los nominados.
Involucrar la ciudadanía en los procesos de selección de candidaturas tiene sus complejidades. ¿Se involucra la ciudadanía en la selección de todas las candidaturas o solo en la presidencial? ¿En qué partido tiene derecho a votar cada ciudadano o ciudadana?
Desde el punto de vista logístico, es más fácil involucrar la ciudadanía en la selección de la candidatura presidencial (es una sola), pero los argumentos se aplican a cualquier otra candidatura. Entonces, ¿cuáles se incluyen en primarias abiertas?
La decisión de en qué partido votar es fácil para los militantes y simpatizantes de un partido; se supone que preferirán participar en la selección de las candidaturas de sus partidos. Pero ¿y los demás? ¿Cuál es su motivación para seleccionar candidatos si no tienen interés en ningún partido? Las personas que no tienen preferencia partidaria tienden a no votar, y la participación en primarias, en general, es baja en cualquier país.
Si se aprueba una nueva ley electoral en la República Dominicana, debería estructurarse con una lógica consistente, ya sea de sistema cerrado o abierto. Se abre todo o se cierra todo. Es decir, se involucra la ciudadanía en todos los procesos de selección y elección de candidaturas, o se eligen todos los candidatos internamente en los partidos y se cierran las listas de candidaturas. Si no, es un arroz con mango.
Cualquier sistema electoral, sea abierto o cerrado, tiene ventajas y desventajas. Por eso, en teoría, es difícil ganar la pelea sobre los beneficios de uno sobre el otro.
En política, los intereses y la fuerza (no el consenso) priman, y determinarán cómo y cuándo se modificará el sistema electoral dominicano. Siga usted atento a la pelea, si le interesa.
Artículo publicado en el periódico HOY