El aborto es una práctica social que existe y ha existido en todas las sociedades independientemente de que esté condenada o no legalmente. En nuestro país el aborto en todos sus casos ha sido ilegal, pero existe desde prácticas caseras hasta en clínicas clandestinas con altos riesgos para mujeres y adolescentes que acuden a estas.
El ejercicio del aborto no es una práctica placentera para ninguna mujer ni adolescente. Abortan contra su propia voluntad, por condiciones sociales, culturales o económicas muestran diversos estudios en la región.
Quienes abogan por todo tipo de prohibición del aborto porque supuestamente “defienden la vida”, defienden la muerte de la niña que ha sido violada por un padrastro, su padre u otro familiar, a sabiendas de que las violaciones de niñas son bastante frecuentes, así como la posibilidad de que queden embarazadas fruto de una violación.
Cuando se plantea que no importa que la madre muera en un parto porque es más importante que nazca la criatura, ¿realmente esa es una decisión de vida o es una sentencia de muerte?
La despenalización del aborto en casos de emergencia es una medida de vida no de muerte, porque garantiza la vida de niñas violadas, de mujeres en riesgo y de los hijos e hijas de ellas
Además de ser una sentencia de muerte para la madre (no de defensa de su vida) también lo es para sus hijos/as. Si esa madre tiene 2-3 hijos/as más y ella es jefa de hogar, es la única que ofrece el sustento para esa familia, su muerte significa el aumento de riesgo de muerte de sus hijos/as por el deterioro de su calidad de vida. Al someter a la mujer al riesgo de muerte porque queremos salvar a la criatura que va a nacer, estamos condenando a esta criatura a la orfandad y a la vulnerabilidad al igual que a todos/as sus hermanos/as.
Defender la vida no es solo defender que la gente nazca, es defender que los niños y las niñas tengan condiciones para una vida digna sino están expuestos a morir o a “mal vivir”. La pobreza extrema y la miseria suponen un riesgo permanente de muerte.
El aborto desciende en la medida en que aumenta la prevención de embarazos no deseados con la implementación de educación sexual y el uso de métodos anticonceptivos.
La despenalización del aborto en casos de emergencia es una medida de vida no de muerte, porque garantiza la vida de niñas violadas, de mujeres en riesgo y de los hijos e hijas de ellas.
Mantener el aborto en la ilegalidad no garantiza su desaparición, por el contrario, aumenta los costos de los servicios ilegales y quien no cuente con dinero para acceder a ello seguirá utilizando las practicas caseras o las clínicas clandestinas que son de alto riesgo para mujeres y adolescentes.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY